De nuevo lo mejor de Mario Draghi se situó en su capacidad de gran seductor. Su anuncio en la tarde del jueves, tras el Consejo del Banco Central Europeo en Frankfurt, se convirtió en enorme sorpresa positiva que en el caso de España lleva el bono a 10 años en este viernes, en los arranques, al 2,1% y prima de riesgo bajando a 114 (sabiendo que apuntó a 700 en el momento de crisis desbocada).

SuperMario -como explicó Hechos de Hoy– anunció el recorte de los tipos de interés en la Zona euro hasta el mínimo histórico del 0,05% y el comienzo de la compra -ya desde el mes de octubre- de activos titulizados y bonos garantizados del sector privado. Fue la parte positiva y sorpresiva de su mensaje que movilizó a los mercados y supuso un empujón de primera línea para el IBEX 35. El euro pasó de la barrera de los 1,3 dólares con la importancia que supone para las exportaciones.

La otra cara menos amable de estas medidas estuvo en la confirmación del frenazo a la Zona euro -que tiene precisamente ahora en España a una de sus pequeñas locomotoras-. El presidente del BCE tuvo coraje efectivamente para actuar pero dejó en evidencia que esa lucidez no existe en Bruselas con la misma energía. Y que tampoco hay entre los líderes europeos una voluntad igual de firme para fijar un consenso de estrategia económica. El mensaje de Mario Draghi no pudo ser más claro para Jean Claude-Juncker, François Hollande y Matteo Renzi. No vale la apatía ni la incapacidad. Hay que sacar el látigo para crecer.

El BCE no puede actuar a volantazos ni tampoco ser un llanero solitario. Incumbe a todos los protagonistas de la Zona euro reducir los déficits y abordar las reformas estructurales no realizadas. Es necesario impulsar el crecimiento. Mario Draghi insistió en ello procurando a la vez no crear alarma sobre la situación de la economía. Rebajó el crecimiento del PIB para 2014 (0,9%) pero lo aumentó para 2015 (1,6%). Todavía tiene en sus manos nuevas teclas. Su empeño por el momento es impulsar el crédito y llamar al consenso, la acción conjunta y la gobernanza para la exigencia de crecer.

Atención en América Latina