La imagen de el Papa con Fidel Castro podría llevar el mismo título que aquel filme de Glauber Rocha de no ser por la gravedad del hecho. Francisco, quien encarna una extraña mezcla de Evita Perón con Paulo Coelho, se negó a reunirse con los pocos cubanos que se enfrentan de una manera pública a la dictadura.
También evitó recordar a Oswaldo Payá, un ferviente católico que murió en extrañas circunstancias mientras luchaba justamente por todo lo que el Papa pide en sus sermones. La excusa de Francisco es que no tenía tiempo, que su agenda era muy apretada.
Sin embargo encontró el espacio para acudir con un "pequeño séquito" (sic) a la guarida del dictador más viejo de América. Este vergonzoso gesto, este inexplicable servicio a domicilio, le levanta la sotana a Bergoglio y deja ver al verdadero hombre que hay dentro de ella.
– Ver en Hechos de Hoy, No recibió a Cristina, lo hablado con Fidel Castro, y Francisco y los disidentes.