La presidenta de Brasil y candidata por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, disputará una segunda vuelta con el socialdemócrata Aécio Neves tras las elecciones celebradas este domingo, en las que sufrió un duro varapalo la ecologista Marina Silva, que incluso partía como favorita.

Tras finalizar el escrutinio, Rousseff tenía un 41,58% de los votos, mientras que Neves recibía el respaldo del 33,56%, lo que le confirmó como rival de la mandataria en la segunda vuelta, que será totalmente necesaria ya que ninguno de los candidatos superó el preceptivo 50%, según informó los datos divulgados por el Tribunal Superior Electoral.

Por su parte, Marina Silva, que hasta hace dos semanas llegó a ser considerada por las encuestas como favorita para llegar a la nueva votación del día 26 de octubre e incluso derrotar a Rousseff, finalmente terminó con su suerte en la recta final de la campaña y acabó con un 21,32%.

La fuerte remontada de Neves en los últimos días sólo era percibida por sondeos publicados este sábado, pone frente a frente otra vez al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff, tal y como ocurrió en las últimas cinco elecciones.

Al celebrar el segundo lugar, rindió homenaje a la memoria de su "amigo" Campos, declaró que "es hora de unir fuerzas" y aseguró que "todos los que puedan dar una contribución" a su proyecto serán "bienvenidos" Rousseff, quien en los últimos días reconoció que las elecciones apuntaban a una segunda vuelta, dijo que "ahora la lucha continúa" y se declaró convencida de que será "una lucha victoriosa, porque es la lucha del pueblo brasileño y el pueblo unido jamás será vencido".

Por su parte, la mandataria que asocia a Neves al “pasado” que el país vivió en el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso durante los años 1995 hasta 2002, aseguró que su mandato será una nueva campaña, sobre todo al afirmar que "será la lucha de los constructores de futuro, que jamás dejarán que Brasil vuelva atrás"

Asimismo, no se olvidó del Partido de los Trabajadores (PT) y a las formaciones de su coalición, así como a "otros partidos que no están ahora entre los aliados, pero que estuvieron con nosotros". Este último mensaje podría haber sido dirigido al PSB, que hasta hace un año, cuando el fallecido Campos decidió postular a la Presidencia, integraba la coalición de Gobierno de Rousseff.

Muchos de los dirigentes del PSB acataron la ruptura aunque lo hicieron a regañadientes, por lo que en la segunda vuelta Rousseff podría convencerlos a volver al redil del PT. Por su parte, Marina Silva no dio muchas pistas sobre su posición para la segunda vuelta, pero aseguró que estará "condicionada" a que haya un "diálogo" sobre el programa de gobierno que ella ofreció a los volantes.

Pese a que Silva posee más puntos que Neves, sobre todo en lo referente a la propuesta económica, Marina Silva puede tener dificultades para manifestar públicamente su apoyo al candidato del PSDB, al que incluyó en la “vieja política” que censuró a lo largo de la campaña electoral.

A principios de septiembre, Dilma tenía un 37% y Silva, un 33%. Pero Rousseff y su equipo pusieron en marcha la multimillonaria maquinaria de comunicación cuya única intención era destruir a Marina, algo que hoy parece que ha surgido efecto.