La Administración de Joe Biden ha colocado a Centroamérica y Caribe en primer plano. El presidente de Estados Unidos ha formado un grupo de expertos para el debate sobre la crisis interna en Cuba. Está dando un seguimiento continuo al escenario abierto en la isla por el levantamiento del 11 de julio.

En Cuba se suceden los rumores mientras sigue el apagón de Internet, las detenciones y las desapariciones. La isla vive prácticamente bajo un toque de queda continuo por la vigilancia y control de las prinmcipales ciudades por las Fuerzas Armadas y las milicias del Partido Comunista.

Miguel Díaz-Canel se ha convertido en un líder aborrecido por el levantamiento popular y despreciado a la vez -en extraña pero lógica paradoja- por el Partido Comunista. Todo estaría preparado en La Habana -según los intensos rumores- para la hipótesis de una salida precipitada de la isla de Raul Castro.

Su destino no sería República Dominicana o Venezuela sino Sudáfrica. Los rumores apuntan a que los generales están divididos entre la vieja guardia y los jóvenes mandos, mas cerca del Movimiento San Isidro que de los jerarcas del Partido Comunista.

En estos momentos existe una línea de comunicación directa entre el presidente de Estados Unidos (que es católico, un factor quer no debe olvidarse) y el papa Francisco sobre la evolución de los acontecimientos en Cuba.

Joe Biden valora en gran manera la valentía y la prudencia de los jesuitas en un momento tan delicado. Elogia la vez el activo papel de la Iglesia católica en Cuba para tener puentes de diálogo y evitar un baño de sangre, como alienta de forma irresponsable Miguel Diaz-Canel, un líder aborrecido que ha perdido todo su prestigio desde la revolución que estalló el 11 de julio.

En su peor momento, a la vez, el régimen de Daniel Ortega busca apoyo en Rusia. Estados Unidos se muestra atento al nuevo factor geopolítico de la presencia rusa en Centroamérica. Nicaragua busca un acuerdo con Rusia que contemple venta de armamento, entrenamiento estratégico, cooperación científica y apoyo político.

En los últimos dos meses, Daniel Ortega ha encarcelado a 31 líderes opositores por cargos de "traición a la patria". Al mernos siete de los detenidos preparaban su campaña para ser candidatos presidenciales y enfrentarse a Daniel Ortega en las elecciones generales del próximo 7 de noviembre. En esos comicios, Daniel Ortega segó cualquier tipo de competencia.