Joe Biden llegó a Ginebra para la cumbre con Vladimir Putin. Las tensas relaciones entre Estados Unidos y Rusia podrían dar un vuelco después de este miércoles.
La cumbre se celebra después del encuentro de Joe Biden con sus aliados más cercanos del G-7 y la OTAN. Antes de su llegada a Ginebra, el presidente de Estados Unidos dejó clara su intención de reducir las fricciones generadas por Donald Trump con el presidente de Rusia.
Pero a la vez Biden adelantó que explicará a Putin cuáles son las “líneas rojas” que no debe cruzar y condenó las “acciones agresivas” de Rusia en Ucrania. “No busco un conflicto con Rusia, pero responderemos si Rusia continúa sus actividades dañinas”, apuntó.
El presidente Joe Biden llegó a Ginebra a bordo del Air Force One. Fue recibido por el presidente suizo, Guy Parmelin. Al menos 4.000 policías, militares y otros agentes de seguridad se movilizaron en torno a esta cumbre.
Desde hace más de una semana, la Villa La Grange, donde Joe Biden y Vladimir Putin celebran su cumbre, se halla bajo fuerte protección. El último encuentro de Putin con un presidente estadounidense. Trump. tuvo lugar en julio de 2018 en Helsinki.
Para los analistas, la cumbre definirá si algún tipo de diálogo entre ambas potencias es posible. Como lo fue en 1955 o en 1985, momentos de gran tensión y de múltiples amenazas mutuas, incluyendo la nuclear, que aunque no se resolvieron, sí se apaciguaron en esta misma ciudad, conocida por ser la capital de la paz.
Ginebra, la principal ciudad de habla francesa de Suiza, es vista con agrado por rusos y estadounidenses, que están muy acostumbrados a encontrarse en estas tierras, sea para discretas discusiones o para negociaciones políticas al más alto nivel. Como las que les permitieron avanzar en cuestiones de desarme, cerrar el tratado nuclear con Irán o acordar la eliminación de las armas químicas de Siria.
La serie de encuentros políticos ruso-estadounidenses en la historia contemporánea se remonta a 1955, cuando el presidente de EEUU, Dwight Eisenhower, se reunió con el líder ruso Nikolai Bulganin en el contexto de una cumbre en la que también participaban los primeros ministros del Reino Unido y Francia, les decir, todos los aliados con los que Estados Unidos había ganado la Segunda Guerra Mundial diez años antes. Esas conversaciones fueron influidas por el objetivo común de reducir las tensiones internacionales y mejorar la seguridad mundial.
30 años después, los presidentes Ronald Reagan y Mijail Gorbachov mantuvieron una serie de reuniones logrando que la atmósfera se fue relajando. Las miradas desconfiadas del inicio fueron reemplazadas por imágenes de conversaciones en la que ambos sonreían relajadamente.
Si ambos líderes se reunieron en ese entonces en una mansión construida dentro de un parque de más de 80.000 metros cuadrados con vistas a los Alpes, Biden y Putin escogieron un espacio similar: la Villa La Grange, ubicada en el parque del mismo nombre, el mayor de Ginebra y clasificado como monumento histórico.
La experiencia de Biden con los asuntos rusos abarca más de 38 de sus años en cargos públicos federales bajo siete presidentes de Estados Unidos además de él. Se ha reunido con al menos tres líderes soviéticos y dos presidentes rusos.
Con la excepción de SALT-I, jugó papeles mayores y menores en cada uno de los tratados de armas más importantes entre las dos potencias nucleares durante los últimos 50 años. Anteriormente se reunió con el presidente ruso Vladimir Putin cuando Biden era vicepresidente y Putin era primer ministro. Esta vez, sin embargo, Biden se reúne con Putin como un igual y no como el enviado de otro presidente.