En el choque de trenes en Valencia de Partido Popular (PP) y Partido Socialista (PSOE), atención en la Comisión Europea a los liderazgos de Pablo Casado y Pedro Sánchez.
En los pasillos de Bruselas no gusta el clima de agitación, propaganda y autobombo de la Moncloa. Tampoco se olvida que en España no hay un gobierno socialdemócrata sino socialcomunista con peso, poder e influencia decisiva del Partido Comunista y la ambición política de Yolanda Díaz.
De nuevo en Valencia, el eje Sánchez-Díaz y el anuncio de la derogación de la reforma laboral que Bruselas consideró decisiva para la alta recuperación de España bajo la gestión de Mariano Rayoy y antes del drama de la COVID-19.
Los analistas han advertido de la tormenta perfecta de tres graves factores: una espiral de inflación, crisis energética con cotas de extrema alarma que se suceden, y caída de la actividad industrial. La unión de estos factores amenazan tanto al empleo como a la recuperación
Es indudable además que la derogación de la reforma laboral del Partido Popular chocará con la Comisión Europea y se convertirá en una amenaza real para el empleo y el crecimiento económico. En Bruselas hay inquietud y preocupación porque Pedro Sánchez no comprende que la política debe abrir paso a la prioridad de la reactivación de la economía.
Para analistas, Pedro Sánchez mostró en Valencia el poder del pacto de Podemos, Bildu y PSOE para derogar la reforma laboral. Pero este plan avanza en el peor momento de una crisis energética muy seria sobre cuya capacidad de destrucción ha altertado el Fondo Monetario Internacional.
Hay ya un riesgo real de Estanflación. España tiene una inflación por encima del 4 %. Es el efecto de precio de la luz, carburantes, energía y gas. Se proyecta sobre el encarecimiento de los transportes y la producción empresarial e industrial.
Tanto en la Convención del Partido Popular en Valencia, como en declaraciones recientes a El Mundo -que tuvieron gran impacto- Pablo Casado ha llamado a la prudencia por parte del Gobierno. Y ha instado al final de la propaganda (autobombo).
Existe la amenaza real de un duro frenazo en el crecimiento y daños en el empleo. Y el riesgo de un contagio al sistema financiero. Atención además a que en España la deuda del Estado se aproxima al 120 % del PIB. Pablo Casado alertó de ello e indignó a La Moncloa. Pero la reacción de Pedro Sánchez debería ser la de la extrema prudencia con prioridad total a la gestión económica, dejando realmente al costado el radicalismo y el clima de continua propaganda política.