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TRABAJO O MATERNIDAD

¿Criopreservación de óvulos para el bien de la empresa?

Apple y Facebook están dispuestas a sufragar a las mujeres de su plantilla un tratamiento de congelación de óvulos que vale 500 dólares al año. ¿A quién beneficia?

Hechosdehoy / G. Lucko
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No sé que tiene octubre para concitar tantas noticias sobre la mujer, su trabajo, su maternidad y la conciliación de estos dos últimos. Si días atrás saltaban a las portadas los nombres de Mónica de Oriol y Satya Nadella, por declaraciones sobre regulación del trabajo de la mujer embarazada y sobre si es bueno que ellas pidan aumento salarial, estos últimos días les ha tocado a un concejal de Madrid que despide a una embarazada por serlo y a dos gigantes empresas tecnológicas: Facebook y Apple.

Estas corporaciones se han mostrado dispuestas a sufragar a las mujeres de su plantilla un tratamiento de congelación de óvulos o criopresevación de óvulos, para que, custodiados durante la edad natural de fertilidad y crianza, ellas no se vean abocadas al dilema de ser empleada o ser madre. Es decir, en vez de tener hijos entre los 25 y 35 años, momento de esplendor de la carrera profesional, los pospongan para un momento posterior más adecuado.

Pero si por adecuado entendemos cómodo, como con acierto no exento de gracia escribe Rebecca Mead (Cold Comfort, The New Yorker, 17/10/2014), “nunca hay un momento adecuado para tener un bebé si usted también tiene un trabajo, como cualquiera que haya tenido alguna vez un trabajo y un bebé puede atestiguar”.

Técnicamente es ya posible congelar óvulos, como ya se ha hecho con esperma y con embriones. Hasta hace poco había problemas de cristalización que provocaban la inutilización del producto final. Superado este escollo la Asociación Americana de Medicina Reproductiva (ASRM, en sus siglas en inglés), pensó que era una notable aportación para aquellas mujeres que iban a ser tratadas con quimioterapia en temprana edad o las que verían comprometida su fertilidad por una menopausia precoz.

Pero la ASRM ya previó que su “altruista” invención experimentaría una evolución más, llamémosla así, utilitarista, como tácitamente se desprende de uno de sus comunicados: “no podemos en este momento apoyar un uso electivo general para retrasar la maternidad”.

Desde el mismo título, todo el documentado artículo de Rebecca Mead rezuma un halo de sospecha sobre a quién beneficia esta medida. Al pagar a sus empleadas y ejecutivas un seguro para cubrir un tratamiento que cuesta unos 15.000 dólares, más 500 dólares anuales por la custodia, Facebook y Apple ¿están dando un beneficio a las mujeres de sus compañías o se están asegurando que no optarán por los bebés, mientras puedan rendir frente a una pantalla de ordenador? ¿Es un beneficio para la mujer o para la empresa?

Planteada como disyuntiva – o carrera profesional o una familia con hijos – la realidad de la mujer, su mternidad, se abre a horizontes insospechados de felicidad o devastación: la cuestión contiene los elementos de un conflicto, de un problema inmediato. Frente a lo problemas inmediatos hay básicamente dos alternativas mutuamente excluyentes: quitarse el problema o resolver el problema.

Quitarse el problema no lo soluciona, sólo lo elimina de momento para provocar posteriormente nuevos problemas, a veces más graves que el original, o para poner las bases de su reaparición con llamativa magnitud y virulencia.

Tener óvulos criogenados para tener una determinada libertad profesional dilata la maternidad – y, la paternidad, no lo ocultemos – para cuando se tengan 40, 45, 50 años. Sin embargo ni la mujer, ni el marido, ni Facebook, ni Apple son tan sabios como para conocer los efectos que esa decisión producirá en ellos y en la tierra dentro de una década, dos décadas, tres décadas.

Qué me quiten lo bailado, puede valer para unas vacaciones, pero no es evidente que sea un criterio de actuación para una plan de vida coherente. Cuando te esconden la verdad sobre el bien que la familia es en sí misma y la felicidad que los hijos generan las decisiones pueden parecer espontáneas y libres ahora, para revelarse manipuladas y falsas cuando ya es tarde.

También en octubre se ha celebrado la III Asamblea del Sínodo sobre la Familia que se clausura el domingo 19. Su mensaje final contiene algunas claves y, “al Padre de todos”, una “invocación por las familias de la tierra”. No sería poca cosa que nuestra acción concreta secunde la primera de las cinco plegarias de esa invocación: “Padre, regala a todas las familias la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean manantial de una familia libre y unida”.

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