Veo en Facebook un vídeo que sube un amigo. Y pienso en los gastos que hacen las empresas – y también en los recursos que empeñamos los particulares – para tener buena imagen. Caer bien.
La tecnología, con sus prácticamente limitadas posibilidades, reactiva en muchos de nosotros la ambición de lo mágico. Hoy en día en comunicación casi todo es posible en términos de espectáculo. La informática a aplicada a la Civilización de las Pantallas da herramientas imponentes. Estimular emociones con imágenes esplendorosas combinadas con conmovedoras músicas está al alcance de muchos profesionales, incluso con genio limitado.
Pero, como en los buenos cuadros, como en las grandes obras de literatura el arte consiste muchas veces en quitar más que en poner. Es bello dejar que la mente de los públicos construya belleza a partir de un gramo de inspiración, a partir de la sencilla belleza de la inocente verdad y una pizca de gracia.
Sí. Es bello, pero en su grado más excelso resulta un talento reservado a los genios. Picasso, Mozart, Chesterton fueron capaces con una silueta, con unos pocos acordes o una sola frase insuflar vida a espíritus convalecientes de tedio y vulgaridad.
En el vídeo que cito – acción promocional de Emirates Airlines con el Benfica – me ha parecido apreciar un punto de buen humor en un acto de promoción. Muchas veces, uniendo unas cosas del día a día con otras, puede montarse un modo de dar un mensaje que resulta atrayente y que remueve a las gentes.
Es cierto que pocas huellas son más profundas que las que deja el dolor y que uno se dice a sí mismo “procuro olvidarte”. Sí, quizás eso es lo que deja una emoción más profunda. Pero no me parece que la risa y la sonrisa tengan un valor despreciable para animar. Hoy en día a lo mejor nos faltan sonrisas que no se sirvan de la chabacanería, sino de dar gracia y fuego amigable a cosas explotando con perfiles divertidos las cosas comunes.
Les dejo con el vídeo; juzguen ustedes.
Idea fuente: hacer comunicación limpia con hábitos normales deja un rastro perdurable.
Música que escucho: “Procuro olvidarte”, María Dolores Pradera (2009)