De la nave tengo el control
Llamando a la Tierra
Esperando contestación
(Llamando a la Tierra, M-Clan)
Escribo prácticamente a diario. Lo hago en mi ordenador. No todo lo publico, pero lo que sale de mi despacho lo hace vía Internet. Y se edita de modo digital, bien en mi Blog Personal o en el internacional Hechos de Hoy. Rara vez imprimo. Y mis lectores tampoco.
Tú me estarás leyendo en un ordenador, en tu smartphone, en una tablet, en un portátil. Pero me gustaría decirte algo: no quiero que me leas. No, si para hacerlo has de apartar tu vista de la persona que amas. No, si para leer esto o ver el vídeo que lo acompaña, no prestas atención a tu esposo, a tu esposa. No, si para fijar tus ojos en la pantalla das la espalda al amigo, a la amiga, al compañero de trabajo.
Leo un tuit, y abro el enlace a Via Multimedia a la que me envía, para redescubrir el significado, no sólo lingüístico del neologismo Phubbing. En un corto artículo ("El Phubbing, también llamado ‘te ignoro por mi teléfono’”, 31/07/2014), recuerda la definición y formación de esta palabra Phone+Snubbing = phubbing.
A snubbing aquí se le da el significado de despreciar; la educada lengua inglesa da una riqueza de desprecios según los entornos e intensidades: desde el procesal “desestimar” hasta el dramático y doliente “afrentar”. Y por en medio el grave significado “a refusal to recognize someone you know”, en el que el “snub” es claramente intencional.
También, y esto será más frecuente en los phubbings, el no echar cuenta, el estar uno a su bola o la sencilla – no de curar – adicción a la conexión en redes. Pero entre todas las acepciones de snub y, por extensión de phubbing, me quedo con una brillantemente gráfica: desaire (des-aire).
Quien se pone a leer un post, artículos, mensajes o visiona lo último de Selena Gómez con Justin Bieber en Youtube mientras alguien le está hablando, lo que hace es quitar un tipo de aire a esa persona: el aire de la comunicación debida.
Quien en plena comida familiar chatea con el móvil desaira – roba el oxígeno de la estima adeudada – a los suyos.
Quien en plena clase de Literatura o de Bioquímica se pone con la tablet a buscar por Internet la hora de la serie preferida arrebata a la profesora la atmósfera propia para su trabajo; también, en parte, asfixia la capacidad de aprendizaje de los compañeros: el aire de la cultura empieza a faltar.
La buena noticia que es el aire vuelve a hacerse respirable cuando, por ejemplo, en casa se decide que nadie – nadie es nadie: tú tampoco – puede entrar al comedor con el móvil activo. O en el restaurante de empresa. O en la clase. Si esto suena talibán quizás puedan buscarse fórmulas más moderadas, como mostrar y explicar cuando haga falta el siguiente vídeo.
Música que escucho: “Llamando a la Tierra” M-Clan (1999).