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KEVIN AVATAR

El nombre de un bebé en Internet; ¿mi nombre, mi destino?

Tan real como la patata frita en mi plato de hamburguesa repleto de carne roja, es el reconocimiento que nuestro nombre tiene en las redes. De hecho nuestro nombre puede resultar salado, pasado, "saignant", estragador, turrado.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez
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I just met a girl named Maria
And suddenly that name
Will never be the same
To me
(Maria, West Side Story)
 
Eso que llamamos mundo virtual es del todo ya un mundo real. Es así si entendemos como mundo el espacio-tiempo-lenguaje-sentimiento que aloja nuestras vidas.
 
Tan real como la patata frita en mi plato de hamburguesa repleto de carne roja, es el reconocimiento que nuestro nombre tiene en las redes. De hecho nuestro nombre – y lo que el nombre evoca desde las papilas gustativas de los afectos humanos – puede resultar salado, pasado, “saignant”, estragador, turrado. Y lo peor: desconocido. Somos los que somos y somos lo que nos reconocen ser.
 
El naming – técnica del proceso de marketing por el que se asigna un nombre a un producto o servicio para producir determinados efectos en los clientes y su entorno – parece preocupación inicial de Randi Zuckerberg. Ella es hermana del célebre fundador de Facebook; fue responsable de Marketing y Portavoz de esta tecnológica y, ahora Editora de Dot Complicated, un sitio web de estilo de vida.
 
Tal y como nos cuenta Estela Santos Mazo en su artículo Su bebé necesita ‘email’ y un perfil en Facebook (Expansión Economía Digital 26/10/2015) la joven directiva americana defiende que los papás deben tomarse muy en serio el nombre del niño o niña para que su futuro en las redes – ese mundo virtual de lo más real –sea todo lo provechoso que quepa desear.
 
Las cinco “pistas para fijar la identidad digital de un bebé incluso antes de que nazca” serían estas:
1.- Hacer una búsqueda en Google y Facebook del nombre elegido y de los apellidos.
2.- Asegurar el nombre de su hijo como un dominio web, tanto en terminaciones .es y .com como en otras cada vez más populares como .co o .me.
3.- Reservar el nombre de su bebé en redes (Twitter, Tumblr, YouTube o Instagram).
4.- Abrir cuentas de correo electrónico con el nombre elegido.
5.- No utilizar los perfiles ni dominios de los puntos anteriores, para no condicionar la voz que, en su día, elija el niño.
 
“Es importante darle a su hijo un imagen de Internet consistente”, concluye la redactora.
 
Parece una cosa muy práctica, y que el niño o niña quizás agradezcan en el futuro. Pero, recurrentemente, con estos planteamientos pragmáticos me viene a la cabeza la cuestión de si el nombre eleva el prestigio de la persona o es a la inversa.
 
Construir una identidad consistente e íntegra me parece el único fundamento para crecer en Marca, en Imagen y en Comunicación para el Prestigio.
 
Repetía Eduardo Punset algo que ya es de común conocimiento: “resulta que una de las primeras cosas que hemos descubierto en la irrupción de la ciencia en los procesos emocionales es que casi todo se decide desde que el bebé está en el vientre de la madre y hasta que tiene cuatro o cinco años”. Yo iría más lejos siguiendo aquella anécdota en la que una señora norteamericana, gratamente sorprendida por la buenas maneras de los hijos de su anfitriona británica, pregunta a ésta.
 
.- ¿Cuándo comienzan ustedes esta perfecta educación inglesa de los niños? ¿Cuándo tienen 3 años?
.- No, querida, de ningún modo: 30 años antes de nacer.
Ser práctico y preparar a la nueva generación para los desafíos de imagen del devenir en Internet no deja de ser una parte de lo que se ve. Pero la mirada es algo que toca fibras, también comunicativas más densas en contenidos.
 
Nos informa el artículo que ya hay criaturas a quienes sus padres, quizás tras una excitante noche de Halloween, les han puesto de nombre Oliver Google Kai, Facebook Jamal Ibrahim o Like Adler. Pues, de no afianzar esas densidades de contenidos vitales, de quedarnos en el eventual efecto en redes de un nombre, puede sucederle a nuestro bebé lo que a Miss Johnson en otra conocida anécdota:
 
.- ¿En qué se diferencia Miss Johnson mascando chicle de una vaca pastando?
.- En varías cosas, pero sobre todo en la mirada inteligente de la vaca.
 
Idea fuente: Internet y el nombre de las personas en su prestigio
Música que escucho. Maria, Josep Carreras. Del musical de Broadway West Side Story (1956), composición de Leonard Berstein y letra de Stephen Sondheim

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