¿Qué ha buscado Alexis Tsipras en esta estrategia, odiosa para muchos en Bruselas, de torcer el brazo a la Comisión Europea hasta un grito de dolor?
La respuesta, o una de las respuestas, o la mayor apoximación a la mejor versión de la verdad, la ofreció la encuestadora Metron Analysis en el semanario Parapolitika.
El 45,6% de los griegos votaría hoy a Syriza si hubiera elecciones -10 puntos más que hace unas semanas-. El 55% considera correcta la opción del no en el referéndum. El 84% defiende la permanencia de Grecia en el euro, frente al 12% de partidarios de la dracma. El resto de los partidos pierden varios puntos en apoyo.
En Bruselas, y en los depachos en la capital de la Unión Europea de las denominadas instituciones –Comisión Europea (CE), Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional)- hay fatiga, frialdad, y un rictus amargo. Es el que ha dejado el choque frontal con Alexis Tsiptras. Atención que no serán heridas fáciles de cerrar.
Alexis Tsipras logró en la noche del viernes el apoyo a su plan. FMI, BCE y CE han dado su visto bueno inicial. En el cierre del viernes las Bolsas lo celebraron y lo adelantaron (ver en Hechos de Hoy, Wall Street valora el avance de FMI, BCE y Comisión Europea con Alexis Tsipras).
A anotar sin embargo el clima de cautelas antes de la reunión este sábado 11 del Eurogrupo bajo la presidencia de Jeroen Dijsselbloem. Quien piense que no pasó nada se equivoca. En los tanques de pensamiento de Bruselas la desconfinza ahora es total porque ya se sabe que Alexis Tsipras encierra un enigma y es jugador al límite.
No pagar al FMI, pegar un portazo y convocar un referéndum tras el abrupto final del segundo rescate dejó un escenario desolador de tragedia y empobrecimiento para los propios greigos, pérdidas en los mercados, y abismo para la economía griega haciendo todo más difícil y dramático. Por eso hay dudas. Si la crisis se cierra este sábado no habrá fiesta. Ya no hay nada que celebrar. ¿Análisis optimista o pesimista? De nuevo hay que subrayarlo: análisis desolador.