En los hechos de hoy, martes 19, un clima de caos, desorden y agonía en el Congreso de los Diputados con la imagen ofrecida de una caótica Comisión de Hacienda.
Unanimidad en analistas políticos, como destacaron a Hechos de Hoy, al subrayar la fotografía final mostrando que el Gobierno de Pedro Sánchez, la coalición socialcomunista de PSOE y Sumar, es ya incapaz de liderar el llamado Pacto Frankenstein. La mayoría que permitió a Pedro Sánchez ocupar La Moncloa tras perder las elecciones.
Pedro Sánchez ya contempla su debilidad y su soledad ante unos socios que se han plantado con el paquete fiscal abriendo interrogantes sobre el futuro de la legislatura.
La Comisión de Hacienda, que el lunes se reunió por tercera vez en una semana demostró que la mayoría de investidura ha estallado.
Al filo de la una de la mañana, ocho horas después de que comenzase la Comisión, el Gobierno lograba los votos suficientes para dar luz verde al informe de la ponencia en la Comisión y trasponer la directiva europea que impone un tipo mínimo a las multinacionales y dar luz verde a una reforma fiscal de mínimos.
Pero se palpa un escenario complicado para encarar las próximas negociaciones de la senda de estabilidad y los Presupuestos. El acuerdo crítico para que Pedro Sánchez pueda agotar el mandato o la Legislatura se derrumbe obligan do a elecciones anticipadas.
Desde las cinco de la tarde hasta la una de la mañana, el Gobierno secuestró a los diputados para lograr sacar adelante el impuesto complementario para que los grupos multinacionales tributen un mínimo del 15% efectivo –una exigencia europea– y el paquete fiscal del Gobierno.
Se logró sacar adelante el impuesto para las multinacionales a cambio de negociar in extremis con ERC, Bildu y BNG. A ellos comprometió la prórroga de un año más el impuesto a las energéticas a través de un real decreto ley, que obliga a que deba tramitarse en tan solo 30 días
.El compromiso del Gobierno también incluye una promesa para aprobar el impuesto a la banca en su tramitación del proyecto de ley del impuesto a las multinacionales, que irá al pleno de este jueves. La Moncloa ha dado a ERC, Bildu y BNG lo que pactó suprimir a PNV y Junts, el impuesto a las energéticas.
Atención a es imposible de mantener el pacto fiscal.
Además Podemos ha avisado que no dará su visto bueno al pacto fiscal sin contar con un impuesto a las empresas energéticas.
Y Junts ha precisado no votará ningún texto que mantenga este impuesto.
De forma increíble, lo pactado entre el Gobierno, ERC, Bildu y BNG, fuera desmentido por parte de Hacienda minutos después de que saliese adelante la votación de la reforma fiscal.
El ministerio de Hacienda, dependiente de la vicepresidenta María Jesús Montero, quiso “aclarar” que mantenía su acuerdo con Junts para “no gravar a las empresas energéticas que mantengan su compromiso efectivo de inversión para la descarbonización”.
El Gobierno logró la subida del IRPF para las rentas del capital superiores a 300.000 euros o gravar los vapeadores, lo que llevó al PP a retirar su apoyo a la ley.
El PSOE también logró subir el IVA a los apartamentos turísticos, luchar contra el fraude de los hidrocarburos o mejorar la tributación de los artistas.
Reformar el Impuesto de Sociedades o impedir que salieran adelante las propuestas de socios de izquierda como Sumar, Podemos, ERC, BNG o EH Bildu para reeditar el impuesto a las energéticas, sumando sus votos a los de PP y Vox.
No logró transformar el gravamen a la banca en un impuesto que iban a gestionar las haciendas forales, como quería el PP. Tampoco aprobó la subida de los diésel y la reforma fiscal de las Sociedades Cotizadas de Inversión Inmobiliaria (SOCIMI) que había pactado con Sumar.
Las exigencias de sus aliados conservadores (PNV y Junts) chocaron de lleno con izquierda y ultraizquierda (ERC, EH Bildu y Podemos) imposibilitando un acuerdo conjunto.
El impuesto a las energéticas, que el Gobierno había pactado eliminar con Junts, fue la mecha de la explosión final.
Lo sucedido el lunes 18 es especialmente grave.
Al comienzo de la sesión de la comisión de Hacienda del Congreso se daba por hecho que la trasposición de una directiva europea sobre la fiscalidad de las multinacionales iría acompañada de una prolongación del impuesto especial a la banca, la supresión del impuesto especial a las energéticas, un nuevo impuesto al lujo y otro las mutuas sanitarias.
Pero pasada la medianoche nadie sabe lo que se aprobó. Sólo lo que consiguió cada grupo o lobby político:
– se prolonga el impuesto a la banca pero se exonera en parte a Caixabank.
– se mantiene un año el impuesto energético pero un decreto salvará las inversiones de Repsol.
– no se gravan las mutuas ni el lujo.
Atención a la próxima estación de este tren de los horrores políticos al llegar el jueves al pleno del Congreso.