Si por algo se caracterizan los últimos Discursos sobre el Estado de la Unión de Estados Unidos suele ser ocasión para el repaso de los logros conseguidos y los que le quedan por alcanzar. Sin embargo, este no es el caso de Barack Obama. El presidente de Estados Unidos denunció la retórica "del miedo" republicana y urgió a todos los ciudadanos a luchar por un mejor sistema político.
El discurso duró 58 minutos y fue optimista, como ya había anticipado el propio Obama, sobre lo conseguido en sus siete años de mandato y también sobre el "futuro" del país. Según Obama, es pura "palabrería" hablar de "declive" de la economía estadounidense y también de que los "enemigos" del país se están fortaleciendo. "Estados Unidos es la nación más poderosa de la Tierra", sentenció.
El "progreso" experimentado por la nación en estos últimos años, con la recuperación económica, la reforma del sistema de salud y la legalización del matrimonio entre homosexuales, entre otros avances, "es el resultado de las elecciones que hacemos juntos", anotó Obama.
"Y nos enfrentamos a este tipo de elecciones en este momento. ¿Vamos a responder a los cambios de nuestro tiempo con miedo, encerrándonos como nación y poniéndonos unos en contra de otros? ¿O vamos a afrontar el futuro con confianza en lo que somos, lo que representamos, y las cosas increíbles que podemos hacer juntos?", se preguntó.
Obama afirmó que "insultar" a los musulmanes no hace "más seguro" al país y "traiciona" la esencia de lo que significa ser estadounidense, en una clara alusión al precandidato presidencial republicano Donald Trump, quien propuso vetar temporalmente la entrada de musulmanes en Estados Unidos como respuesta a la amenaza del terrorismo yihadista.
Por ello, urgió a rechazar cualquier política que ataque a las personas "por motivos de raza o religión" y subrayó que el mundo entero respeta a Estados Unidos por valores como su "diversidad" y apertura. El presidente señaló también que "demasiados estadounidenses" sienten actualmente que su voz no importa. "Es uno de los pocos pesares de mi presidencia, que el rencor y la desconfianza entre los partidos ha empeorado en lugar de mejorar", reconoció.
"Si queremos una mejor política, no es suficiente con cambiar a un congresista, un senador o incluso al presidente, tenemos que cambiar el sistema para reflejar lo mejor de nosotros mismos", urgió Obama.
Asimismo, defendió que es fundamental reducir la "influencia" del dinero en la política para que "un puñado de familias e intereses ocultos" no puedan financiar las elecciones, así como poner fin al "gerrymandering", como se denomina a la manipulación de distritos para favorecer la victoria de un legislador de un partido determinado.
"A medida que crece la frustración, habrá voces que nos urjan a volver a las tribus, usar como chivos expiatorios a ciudadanos que no se parecen a nosotros, o que no rezan como nosotros, o no votan como nosotros, o no comparten nuestros mismo orígenes (…) No podemos permitirnos ir por ese camino", advirtió.
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