Locura en el Palacio de Miraflores. Pero también, se señaló en medios diplomáticos a Hechos de Hoy, una operación sofisticada de la inteligencia y contrainteligencia de Cuba al constatar que crece en regimientos por parte de coroneles y tropa un sentimiento de apoyo al presidente electo Eimundo González Urrutia y a una negociación que suponga la salida definitiva del Palacio de Miraflores de Nicolás Maduro tras su derrota.
El Departamento de Estado de Estados Unidos desmintió las acusaciones del dictador Nicolás Maduro sobre un supuesto complot para derrocarle tras la detención de varios ciudadanos extranjeros en Venezuela.
“Es categóricamente falsa cualquier afirmación de participación de Estados Unidos en un complot para derrocar a Maduro”, aseguró el Departamento de Estado.
Washington confirmó que un miembro del Ejército estadounidense fue detenido en Venezuela y que existen informes no confirmados de la captura de otros dos ciudadanos estadounidenses.
El presidente Joe Biden reiteró su postura de apoyo a una “solución democrática a la crisis política en Venezuela” y negó cualquier involucramiento en planes terroristas.
En Caracas, el ministro del Interior, Diosdado Cabello, anunció la detención de dos ciudadanos españoles, tres estadounidenses y un checo, a quienes acusó de planificar atentados. Según Cabello, estos extranjeros formaban parte de una “operación terrorista” que incluía el asesinato de Maduro, la vicepresidenta Delcy Rodríguez y otros altos funcionarios.
Cabello afirmó que los detenidos estaban implicados en el tráfico de más de 400 armas provenientes de Estados Unidos. El ministro también sostuvo que los dos españoles capturados, José María Basoa Valdovinos y Andrés Martínez Adasme, tenían vínculos con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de España.
Los ciudadanos españoles fueron arrestados en Puerto Ayacucho, en el estado Amazonas, mientras tomaban fotos de “manera sospechosa”, según dijo Cabello.
El llamado número dos del chavismo alegó que estos extranjeros mantenían contacto con una dirigente de la oposición venezolana, vinculada a Vente Venezuela, para adquirir explosivos y coordinar ataques contra figuras chavistas. Entre los supuestos objetivos de estos atentados se encontraba la alcaldesa de Upata, una ciudad en el sureste del país.
Cabello también relacionó esta supuesta conspiración con Iván Simonovis, excomisario de la Policía de Caracas y actual opositor al régimen, quien, según el ministro, estaría detrás del tráfico de armas con la colaboración de figuras de la oposición como María Corina Machado y Juan Pablo Guanipa. Además, acusó a la CIA y al CNI de estar involucrados en la organización del complot.
“El territorio de Estados Unidos se está utilizando para el tráfico de armas con el fin de derrocar al gobierno de Venezuela”, afirmó Cabello, reforzando la narrativa chavista de un supuesto “asedio imperialista” por parte de Washington.
En su discurso, Diosdado señaló a Wilbert Joseph Castañeda, un experto en explosivos de las fuerzas especiales estadounidenses (SEAL), como el líder de esta operación, y afirmó que su captura habría causado preocupación en la Casa Blanca.
El régimen venezolano también acusó al CNI de colaborar en la captación de mercenarios para esta operación en Venezuela. Cabello aseguró que los dos españoles detenidos confesaron su participación en la conspiración y mencionaron a otros implicados.
“El CNI español está metido hasta el cuello en esta operación”, declaró el ministro chavista, sugiriendo una participación directa de las autoridades españolas en los supuestos planes para asesinar a Maduro.