Ni Barack Obama ni Benjamín Netanyahu pueden predecir las nuevas coordenadas en Oriente Medio. Reparar los daños en la relación bilateral tras el acuerdo nuclear con Irán se impuso como necesidad por ambas partes. Es también una recomendación al presidente por parte de Joe Biden y de John Kerry (ver en Hechos de Hoy, Salvajes ataques con cuchillos en Israel y bomba contra Egipto y Rusia).
El presidente es bien consciente que ya no tiene tiempo para la envergadura de un acuerdo gigantesco en el corazón de Oriente Medio, la convivencia entre dos Estados, Israel y Palestina. El primer ministro ha reconocido que fue un error el juego sucio en Washington contra Barack Obama. Además, en Jerusalén hay prudencia sobre las próximas presidenciales. El Partido Republicano no ha cerrado aún sus heridas para tener un fuerte candidato. Esperando a Hillary, y construyendo una nueva relación con el Partido Demócrata, es lo más razonable.
En 2017 expira el acuerdo de ayida militar de Estados Unidos a Israel. Difícilmente se podrá encarrilar si sigue la lucha sorda de Benjamín Netanyahu contra Barack Obama. El armisticio por tanto se hizo necesario.
El acuerdo nuclear con Irán ha sido un duro motivo de forcejeos políticos y personales. "No es ningún secreto que el primer ministro y yo hemos tenido un gran desacuerdo en este tema concreto”, dijo Barack Obama junto a Benjamín Netanyahu, en declaración sin preguntas antes de su reunión en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
“Quiero darle las gracias por esta oportunidad de reforzar nuestra amistad, que es fuerte, y de reforzar nuestra alianza, que es fuerte”, dijo por su parte Benjamín Netanyahu con doble énfasis.
Para analistas judíos, la realpolitik es buena por ambas partes. Es una incógnita para Barak Obama, en la recta final de su mandato, la evolución de la guerra civil en Siria y las acciones contra la guerrilla suní radical. Supone un desafío conjunto para Rusia, Irán y Estados Unidos. Todavía mayor para Benjamín Netanyahu la aplicación del acuerdo con Irán. En este escenario mantener encallada la relación personal sería lo peor por ambas partes.