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SUCESIÓN EN EL BANCO SANTANDER

Ana Patricia Botín del mazazo de la muerte a un desafío titánico

El consejo del Banco Santander nombró a Ana Botín, 53 años, presidenta por unanimidad. Mariano Rajoy calificó de mazazo la muerte de Emilio Botín. Francisco González (BBVA) expresó su pesar.

Hechosdehoy / Antonio Gallardo
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Ana Patricia Botín como casi todos pronosticaban (algunos, muy pocos, esperaban alguna sorpresa) ha sido finalmente la elegida para sustituir a Emilio Botín tras su repentina muerte -una noticia que causó conmoción política y económica como destacó Hechos de Hoy-. Preparada para ello, desde hace muchos años, esta formación intensa y desarrollo profesional en el Grupo Santander no oculta ciertos desencuentros profesionales entre un perfil, el de Ana Patricia, más moderno e impulsivo de lo que muchos apuntan y otro, el de Emilio Botín, más conservador, criado en la banca más clásica en la que el negocio principal es el sencillo de “prestar dinero a un tipo de interés más alto de cómo lo consigues”.

Nacida en 1960, estudió en la Universidad de Bryn Mawn (Estados Unidos) y se graduó en Economía en la Universidad de Harvard, dando sus primeros pasos en JP Morgan, donde trabajó tanto en Nueva York como en Madrid. De esta etapa guarda un grato recuerdo y de hecho contó con varios de sus profesionales en su primera etapa de responsabilidad en Banco Santander.

En 1988 se incorporó al banco familiar como directora de mercados de capitales, en la división internacional, ya mostrando sus ganas de impulsar nuevas vías de negocio buscando extender el negocio de banca de inversiones a América Latina, donde aún el Banco Santander no tenía excesiva presencia. En 1989 pasó a ser vocal del Consejo de Administración y a finales de ese año a ser miembro de la comisión ejecutiva del banco.

Pero su primer gran puesto ejecutivo lo consiguió en 1991 cuando fue nombrada directora general adjunta del Banco Santander y consejera-directora general del Banco Santander de Negocios (BSN), la principal entidad de inversiones del grupo. Su paso fue controvertido, de cara fuera aunque se ha destacado sus éxitos no es la parte de su biografía que más se reseñe.

Lo cierto, es que en septiembre de 1994 fue nombrada consejera delegada del Banco Santander de Negocios y pronto incluso le cambio el nombre, al actual Santander Investments, en aras de “modernizar” el papel de la entidad, en la que también ocupó un cargo su marido, Guillermo Morenés. De hecho asumió ciertos riesgos que propició, especialmente cuando las sucursales de este banco pasaron a BANIF tras la compra del Banco Central Hispano, a que se la diera “descanso” de posiciones de poder aunque se mantuviera en el Consejo de la entidad.

Estos años le permitieron aventurarse en otros negocios en Internet en Coverlink, hasta que fue “redimida” de sus fallos y designada como presidenta de Banesto en 2002 como sustituta de Alfredo Sáenz. Banesto, tras la intervención y compra por el Santander, era un banco clásico, casi todo su negocio era con particulares y por tanto el lugar adecuado para aprender de la banca que más le gustaba a su padre.

Los ocho años en la sede de la calle Mesena (donde como anécdota recibía todas las semanas las principales cabeceras económicas pero tampoco faltaban las de corazón) fueron tranquilos, allí demostró además su carácter, como cuando en las sesiones de fotos no quería ser nunca maquillada ya que “ya lo había hecho en casa”. Su etapa terminó en 2010 (tras saborear las mieles del éxito publicitario con los triunfos de Nadal y la selección española) con un banco en el que ya entraba en planes de venta o fusión (se optó finalmente por esto último) pero fue más abrupto, ya que se produjo por la huida de uno de los favoritos de Emilio Botín, Antonio Horta-Osorio, consejero delegado de Santander UK al Lloyd’s.

Su estancia en la City ha sido tranquila a la par que exitosa, finalizó la reestructuración de las pequeñas entidades que fue comprando en el Reino Unido y que junto a Abbey National ha conformado la filial británica del grupo y la ha colocado como segunda fuente de resultados del Grupo Santander, sólo por debajo de Brasil. Ahora con Javier Marín, Consejero Delegado del Banco y que curiosamente también trabajó en el Banco Santander de Negocios, se enfrentará a retos tan importantes como elevar los beneficios de España y afrontar la posible recesión que amenaza Brasil.
 

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