Aunque todo esta dicho hay que volver sobre ello.
De forma absolutamente sorprendente, y en tan sólo dos días, durante el fin de semana del 27 y 28 de junio de 2015, que quedará marcado a fuego en la historia de Europa, se pasó de afianzar un acuerdo en el Eurogrupo a la ruptura entre Grecia y Europa.
Lógicamente se recibió como una bofetada, por parte sobre todo del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que tantó empeñó su prestigio y reputación en conciliar posiciones para afianzar un acuerdo, la convocatoria de un referéndum en Grecia. Fue la peor respuesta del gobierno de izquierda radical en Atenas.
Lo peor de todo -como fue informando Hechos de Hoy– se halla en que del drama se está a punte de pasar a la tragedia.
Si gana el sí en la consulta convocada para el próximo domingo, Alexis Tsipras quedaría muy debilitado. Tendría que aplicar un acuerdo que a nivel personal rechaza. No tendría credibilidad ni en Grecia ni en la Unión Europea. El país se vería precipitado a nuevas elecciones cinco meses después de las últimas. Mayor desastre, imposible.
Si gana el no, sería una victoria moral para la izquierda radical en Grecia. Paradójicamente tendría que reconstruir la ecnomía del país exigiendo mayores sacrificios que los planteados en el acuerdo rechazado. Grecia, una vez fuera del euro, tendría que emitir una nueva monedfa.
Es la consulta del desastre. Alexis Tsipras, de rozar el acuerdo a la voladura de Grecia en la Eurozona.