Como ya ha venido haciendo desde Bastardos sin gloria, Quentin Tarantino recurre de nuevo a una historia de época. Esta vez, ambientada en un Estados Unidos convulsionado tras el fin de la Guerra de Secesión y en donde bandidos, forajidos, cazarrecompensas y un hombre de ley son las piezas que conforman este autentico tablero de ajedrez.
En pocas palabras, la trama es la siguiente: John Ruth (Kurt Russell) es un cazarrecompenzas quien lleva esposado consigo a Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), una fugitiva de la ley, para cobrar su recompensa. Durante su viaje a Red Rock, se encontrará con dos hombres y a causa de una ventisca que se aproxima, buscaran refugio en una mercería en donde se encuentran enigmáticos huéspedes.
Para todos los incondicionales del director Los odiosos ocho les resultará una película brutal. La fórmula Tarantino nuevamente en su máximo estado de pureza como por ejemplo los diálogos que invitan a ser memorizados y ser considerados para el bronce (incluso por muy absurdos y extensos que pueden resultar).
Asimismo, destacan los personajes enigmáticos que llaman a la intriga, una generosa porción de referencias a la "Imaginería Tarantino" (como por ejemplo la marca de cigarrillos Red Apple o los caramelos), el sadismo gore, sanguíneo y violento que suele "tomar prestado" del cine japonés de los setenta, y el empleo magistral de un Mcguffin de lo más particular que recae en la intimidad de uno de los personajes.
En Los odiosos ocho nuevamente Tarantino recluta a grandes rostros del cine como Samuel L. Jackson, Michael Madsen, James Parks y un genial Tim Roth. Al elenco se suma un Kurt Russell bien de cine B. Porque es, en definitiva, el Russell que empleó John Carpenter en La cosa.
Pocos directores de cine quedan que puedan considerarse "autores" con todo el sentido como tiene esta palabra. Esta "autoría" implica una serie de valores que parece que en el cine actual se han perdido. En una época en la que (casi todo) el cine se ha convertido en puro espectáculo, son pocos los directores que han decidido remar en sentido contrario y no se resignan a que sus películas se conviertan en un mero producto de masas con la única finalidad de entretener.
Ennio Morricone firma la banda sonora que apoya las interpretaciones de unos actores de la vieja escuela cuyos papeles (aunque no en todos los casos) parecen estar diseñados cuidadosamente para ellos, teniendo en cuenta sus dotes de interpretación totalmente únicas, con mención especial para Samuel L Jackson.
Cuesta creer que Quentin Tarantino siempre sea capaz de superar su anterior película, y esta vez lo vuelve a hacer. Tras Inglourious Basterds (2009) y Django Unchained (2012), dos trabajos de corte más comercial, con mucha más pretensión y que buscaban acercarse a un público más familiarizado con la taquilla, The Hateful Eight es, probablemente, su obra más redonda en términos técnicos y narrativos.
Asimismo, la crítica social tampoco se hace esperar a la hora de reflejar una sociedad en formación con Abraham Lincoln a la cabeza, donde el racismo ya era un tema instalado. Un juego sucio entre cazarrecompensas, comandantes bastardos, criminales y peligrosas bandas herederas de la violencia y hambre de poder.