La última jornada del Festival de San Sebastián trajo consigo a una estrella internacional. Sin separarse de su mate y su bandera de su equipo de San Lorenzo, Viggo Mortensen defendió en la cina del cine la poesía y el riesgo de Jauja, una película de Lisandro Alonso que ha dividido al público en el certamen.
Los planos largos, la escasa acción y la ausencia de una lectura clara en esta historia sobre un capitán danés que viaja por la Patagonia solitaria del siglo XIX, no convencieron demasiado en la primera proyección de la cinta, en la que se pudieron oír tanto aplausos como abucheos.
"Lisandro tiene una visión singular, a mí me recuerda a autores como Tarkovski. Creo que es bueno hacer las películas que a uno le gustaría ver y eso es lo que hemos hecho, sin pensar en que le guste a todo el mundo", aseguró Mortensen en San Sebastián.
Siempre será recordado por su papel de Aragorn en El señor de los Anillos pero lleva años compaginando el cine comercial con el de autor.
"La gente recuerda una cosa, pero yo hago muchas cosas diferentes, me gustan los desafíos", aseguró. El argentino Alonso, cineasta independiente y radical, de 39 años, y autor de títulos como Los muertos (2004) o La Libertad (2001), conoció al actor en 2006 durante una presentación en Toronto de la película Alatriste, que él protagonizaba.
"Mi trabajo consiste en conseguir a la gente adecuada para una película y una vez lo consigo, me siento a ver y a aprender", comentó. Hay que recordar que en ese conjunto se incluyó a Casas, a Mortensen y a Timo Salminem, director de fotografía y colaborador habitual de Aki Kaurismaki.
Precisamente la puesta en escena, la composición del paisaje y la luz, han sido quizá los elementos más aplaudidos de Jauja, rodada en formato de diapositiva y que logró el Premio de la Crítica en la última edición del Festival de Cannes. "Timo ha aportado una luz artificial a un paisaje naturalista. Si por él fuera rodaría siempre en un set", comentó Alonso.
"Yo le dije cuál era mi idea y él se puso a escribir. Al principio el protagonista era un perro. Fabián no tiene una forma racional de escribir porque es libre, como cualquier poeta", explicó a los medios.
La película, opera prima, recibió una mención especial en la pasada edición del Festival de Cine de Locarno (Suiza) y plantea un duelo entre la vida y la muerte de sus protagonistas, una joven que ha dejado la ciudad para cuidar de su abuela y un chico que en su tiempo libre bucea para pescar langostas y pulpos.