Holanda y Alemania se han visto afectadas este jueves por la brutal tormenta Friederike con ráfagas de viento de hasta 200 kilómetros por hora. Seis personas han perdido ya la vida, entre ellos un hombre de 59 años que falleció en el acto cuando le cayó encima un árbol en un camping, un bombero de 28 años murió mientras estaba de servicio y un camionero cuando vientos de 140 kilómetros/hora engancharon su vehículo provocando un grave accidente en Renania del Norte-Westfalia. También se han producido víctimas mortales en Holanda y Bélgica.

El aeropuerto de Schiphol, en Holanda, ha permanecido cerrado durante varias horas por ráfagas de 140 kilómetros por hora, los de Hannover, Düsseldorf y Múnich, en Alemania, entre otros, también se han visto afectados por la cancelación de la mayoría de sus vuelos.

El tráfico ferroviario ha quedado suspendido en todo el territorio alemán, afectando a todas las conexiones de trenes regionales y también a los de larga distancia. Lo mismo ocurre con la circulación de autobuses. La policía ha hecho llamamientos para que sólo se salga de casa en caso de extrema necesidad. En algunas zonas, el hielo en las autopistas y carreteras empeora aún más la situación de los que intentan llegar a sus destinos.

En la montaña Brocken, en la Sierra del Harz, de 1.141 metros de altura, se midió una ráfaga de viento de 203 kilómetros/hora. De este modo, la tormenta Friederike ha superado el hasta ahora récord de vientos de la tormenta Kyrill que devastó Alemania en 2007, en las mismas fechas.

Tras su paso por el oeste de Alemania, Friederike siguió su viaje hacia los Länder del este, hasta Sajonia y el sur de Brandemburgo. También ha habido una víctima mortal en Turingia por caída de un árbol.

Durante las primeras horas de este jueves, los bomberos recibieron casi 7.000 llamadas de auxilio por árboles caídos, derrumbes de casas o tejados arrancados. "Los árboles se tronchan como cerillas", comentó un miembro de los equipos de emergencias.