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APLAUSOS, SONRISAS Y EMOCIÓN

Teresa Romero donaría sangre hasta quedarse seca para ayudar contra el ébola

Tras recibir el alta en el Carlos III, Romero reivindicó que España tiene la mejor sanidad del mundo, aclaró que no guarda rencor, aunque para hablar de Excálibur cedió la palabra a Javier Limón.

Hechosdehoy / UN / A. Vázquez
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Ha sido uno de los momentos más esperados desde hace días, no sólo por sus familiares y amigos, sino por todos los españoles que han sufrido con ella, han rezado por ella, y la han apoyado con cariñosos mensajes en las redes sociales. Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que ha superado el ébola y que ha sido la primera persona contagiada por este virus fuera de África, ha podido por fin agradecer en persona el cariño y apoyo de todos.

En su primera rueda de prensa -y probablemente última- dijo sentirse todavía "muy débil" y con ganas de descansar, pero muy agradecida a todos los profesionales sanitarios que han ayudado a Dios a obrar el "milagro" de su curación, porque ellos conforman, aseguró, "la mejor sanidad del mundo". "Doy gracias a Dios y a Santiago Apóstol por devolverme la vida y poder estar aquí para contaros mi experiencia", afirmó en su comparecencia ante los medios de comunicación en el Hospital Carlos III de Madrid.

Romero, que no sabe si falló algo en su contagio, pero que asegura no guardar rencor, leyó este miércoles, en torno a las dos de la tarde, un comunicado tras recibir el alta médica en el Carlos III, donde ha permanecido ingresada 30 días, atendida por un equipo de más de 100 personas que se siente orgulloso y satisfecho del trabajo realizado.

Ante más de cien periodistas y acompañada de su marido y sus compañeros, Romero recibió al entrar en el salón de actos del Carlos III un caluroso aplauso de todos los presentes, que esperaban expectantes sus declaraciones. Comenzó agradeciendo el apoyo a su familia y a los profesionales sanitarios que la han atendido, además de pedir "paciencia" y comprensión a los medios de comunicación, que espera que le dejen recuperar su tranquilidad.

"Si Dios hizo el milagro, sin duda se sirvió para ello de mis compañeros: médicos, enfermeros, auxiliares de enfermería, celadores, personal de limpieza y de seguridad, etcétera, que han demostrado que tenemos la mejor sanidad del mundo", insistió. Son, prosiguió, "profesionales abnegados que pese, muchas veces, a la nefasta sanidad, son capaces de obrar milagros".

Romero confesó que cuando se veía "morir" se aferraba a sus recuerdos, a su familia y a su marido, al que adora. Fue él, su esposo, Javier Limón, quien se refirió a Excalibur, el perro de la pareja sacrificado tras conocerse que Teresa estaba infectada, y agradeció el apoyo dado a la familia por los amantes de los animales. Lamentó, en la misma línea, que se "ejecutara" al animal y se perdiera así la oportunidad de estudiar el comportamiento del virus en los perros.

Feliz, emocionada, a la vez que reflejando el cansancio en su rostro, Teresa Romero dijo no saber "lo que falló, si es que falló algo", pero aseguró no guardar rencor, en cualquier caso, por su contagio y agregó que si su sangre sirve para ayudar a curarse a otros pacientes, como hizo con ella la hermana Paciencia, la donará "hasta quedarme seca".

Tuvo también un recuerdo para sus vecinos, que han visto rota su tranquilidad y que saben, dijo, que "no somos gente a la que le guste el jaleo", por lo que confió en que vuelva pronto la tranquilidad a las viviendas. También anunció que a partir de ahora hablarán sus abogados.

Teresa ingresó en el Carlos III de Madrid el pasado 6 de octubre y los médicos consideraron que había vencido al ébola el 21 del mismo mes, cuando, no obstante, permaneció en la planta de aislamiento por precaución hasta el pasado sábado, 1 de noviembre, que fue el momento en que la trasladaron a una planta convencional y pudo por fin recibir visitas

Este miércoles, 30 días después de su ingreso en ambulancia en el Carlos III, sale del hospital "muy débil" y agradecida por el trato recibido de sanitarios, familiares y sociedad, y deseosa de descansar para recuperarse lo antes posible.

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