Los ingredientes
– 6 patatas medianas y harinosas
– 4 dientes de ajo
– un buen manojo de cebollino
– 8 huevos
– sal y pimienta
– aceite de oliva virgen extra
– un poco de queso parmesano
La preparación
Lavar las patatas y cocerlas con su cáscara en abundante agua con sal. Escurrir y pelar.
Pelar los ajos y picarlos muy, muy finos*. Lavar el cebollino, sacudirlo bien para quitarle el agua y picar fino con unas tijeras de cocina.
Pasar las patatas por un pasapuré con los agujeros grandecitos o aplastarlas bien con un tenedor.
Agregar el ajo y el cebollino y salpimentar. Añadir un buen chorro de aceite de oliva virgen extra y mezclar bien.
Pochar los huevos en agua con vinagre sin dejar que se hagan mucho.
Servir una montañita de la mezcla de patata en cuatro platos y coronar cada plato con dos huevos pochados.
Espolvorear con muy poquito queso rallado y agregar unas gotitas más de aceite de oliva.
*Existen unos pequeños molinillos para rallar los ajos muy finos que resultan muy útiles y evitan que los dedos huelan de forma penetrante.
Huevos escalfados
– 3/4 litros de agua
– 1/4 litro de vinagre
Echar el agua y el vinagre en una olla no muy honda y calentar hasta que comience a hervir. Cascar los huevos con cuidado y echarlos cada uno en un cuenquito o en un cazo grande de sopa.
Deslizarlos uno tras otro (no más de cuatro a la vez) en el agua con vinagre y dejarlos durante cuatro o cinco minutos.
Sacar los huevos del agua con una espumadera y sumergirlos durante dos o tres segundos en un cuenco con agua muy, muy fría.
Espolvorear con otro poco de cebollino en el momento de llevar los platos a la mesa.