Tras el golpe de efecto de la Operación Esperanza, con final feliz en Valencia, llega la segunda iniciativa exprés de Pedro Sánchez.
Estaría convencido, por sus asesores más directos, de que el éxito está segurado para los cimientos que se están contruyendo con el fin de convertir al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en la primera fuerza política en las elecciones locales y autonómicas de 2019. Es el primer objetivo. El segundo, indudablemente, las elecciones generales.
Pedro Sánchez va a buscar ahora el apoyo inmediato de Pablo Iglesias y de Albert Rivera para sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos y entregarlos a su familia. Quiere devolver la dignidad así al monumento que preside la gran cruz.
Para la nueva operación política, en asunto que tiene apoyos y detractores, no habrá una consulta. Es decir, no se producirá un referéndum ni se tratará de encajar cualquier tipo de consulta, lo denominado como vía a la Suiza.
Pedro Sánchez ya sabe, por su círculo íntimo de La Moncloa, que será un golpe de gran repercusión, con un intenso momento emocional y fuerte controversia. Pero con enormes réditos de fortaleza para su Gobierno. De una vez, Franco fuera del Valle de los Caídos, entregando sus restos a su familia con punto final. Una operación sin necesidad de presupuesto y gasto, y con ejecución inmediata.
Muy posiblemente, para acelerar todo, Pedro Sánchez utilizará la vía del real decreto. El secretario del área de Justicia y Nuevos Derechos de la Comisión Federal del PSOE, Juan Andrés Perelló, lleva este el lunes el plan a la ejecutiva del partido. Comienza la cuenta atrás.
