Mariano Rajoy explicó todo lo sucedido en un frenético viernes (ver en Hechos de Hoy, Mariano Rajoy cede ante la presión de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez).
Fuera de La Moncloa, y en el escenario de la Junta Directiva del Partido Popular (PP) en Córdoba, quiso ser pedagógico y punzante. Explicó en primer lugar por qué declinó aceptar el ofrecimiento del Rey Felipe VI de acudir al primer pleno de investidura.
Dijo que mantiene su candidatura pero que ahora no cuenta con los apoyos suficientes para acudir al Congreso de los Diputados. Señaló que no quiere prestarse a perder esa votación ni a que PSOE y Podemos abran el plazo constitucional de dos meses para convocar otras elecciones si nadie resulta elegido.
No considera que la solución sean nuevas elecciones. Y tampoco un gobieno que abandone la centralidad y suponga una alianza de extrema izquierda más izquierda independentista. Señaló que el Partido Popular actuaría de freno tanto en el Congreso de los Diputados como de bloqueo en el Senado donde tiene la mayoría absoluta.
Señaló que se vuelve al momento inicial de después de las elecciones. Reafirmó la oferta de pacto de mayoría moderada a PSOE y Ciudadanos que fijó el 21 de diciembre. Subrayó que rechazó precisamente el ofrecimiento del Rey Felipe VI porque le pareció "un fraude y una falta de respeto a los más de siete millones de votantes del PP comparecer en la cámara a perder el debate de investidura".
Aseguró que el PP sí había entendido el mensaje de los electores. "Los españoles dijeron en las urnas que nadie debe Gobernar solo. Y menos si tienes 90 escaños". recordó. En Córdoba respondió además a los ataques de Pedro Sánchez y a su reacción en las horas frenéticas. "Para ser presidente de España no basta con humillarse ni hipotecarse. Necesitamos un presidente con dignidad", proclamó Mariano Rajoy.
En el día después, insistió en Córdoba que la salida es la del entendimiento político en la centralidad (derecha, centro e izquierda). Reafirmó su apuesta por una gobernanza de la centralidad sin nombres ni sillones. Por eso su ataque esta vez fue muy duro contra Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Al primero por su dejación ante la humillación al PSOE (el Partido Socialista Obrero Español). Y al segundo por el atropello que está haciendo de un partido clave en la historia de la democracia.