José María Aznar, y la derecha dura del Partido Popular (PP), no valoran en toda su importancia política el gope de timón que intenta Mariano Rajoy para abrir un clima de diálogo y entendimiento en Cataluña.

El escenario político en Barcelona cambió. José María Aznar no lo comprende. Soraya Sáenz de Santamaría, a pie de obra,  está diseñando las nuevas operaciones. 

La CUP, la Candidatura de Unidad Popular, la formación de extrema izquierda, anticapistalista e independentista, sólo busca el incendio y la radicalidad. Se ha convertido sobre todo en un problema para la convivencia en Cataluña.

La tarea fina -y en absoluto fácil de Soraya Sáenz de Santamaría– busca un acercamiento con el Partit Demòcrata (PDECat) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Ha comprendido que dejar la búsqueda de soluciones en manos del Tribunal Constitucional y de los abogados del Estado supone destruir la senda de la imaginación y la audacia.

En declaraciones a la Cadena COPE, Soraya Sáenz de Sáenz de Santamaría aseguró incluso que el PP pudo haberse equivocado al recurrir ante el Tribunal Constitucional el Estatuto de Cataluña sin haber intentado una respuesta conjunta con el PSOE. La Fundación FAES, de José María Aznar, tachó por ello al PP de partido acomplejado y tibio en Cataluña por "asumir el relato" de sus adversarios.

Mariano Rajoy, sin embargo, no duda en avanzar aunque sea incluso bajo fuego amigo.

El mismo día en quedaron en libertad sin medidas cautelares los cinco detenidos por quemar fotos del Rey en la Diada, pidió a Carles Puigdemont que "huya de los extremistas de la CUP, que están buscando el "enfrentamiento, y acepte la oferta de diálogo que ha lanzado su Gobierno para hablar de asuntos "concretos e importantes" que afectan a los ciudadanos. Hizo este llamamiento en la sesión de control del Senado.
 

– Ver también, Puigdemont defiende a Jané y los Mossos frente a la presión de la CUP (Hechos de Hoy)