El Ministerio del Interior reforzó los efectivos policiales en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, y también en Algeciras, ante la llegada de una oleada inéditas de botes inflables con cientos de inmigrantes a bordo. Esta entrada de inmigración irregular, una auténtica avalancha de africanos, en su mayoría subsaharianos, se convirtió en la mayor de la historia. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se reunió con el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, y los directores generales de la Policía y de la Guardia Civil, Ignacio Cosidó y Arsenio Fernández de Mesa. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, expresó su preocupación sobre esta oleada de pateras y lanchas así como los nuevos asaltos a la valla fronteriza de Melilla.
La primera lectura es clara. No fue sólo motivo del buen tiempo, Superluna y calma en el Estrecho de Gibraltar pese a que son aguas muy peligrosas por sus corrientes y giros. La permisividad de la Gendarmería y la Marina de Marruecos permitió esta avalancha humana. El ministro marroquí del Interior, Mohamed Hasad, lo reconoció calificando estos episodios de "disfunciones". En las playas de Tánger se vivió una situación sin ley.
En Melilla, la Guardia Civil se ha reforzado con nueve Módulos de Intervención Rápida integrados por 200 agentes, mientras que el Cuerpo Nacional de Policía incorpora cinco subgrupos de Unidades de Intervención Policial (antidisturbios), con un total 75 efectivos. En Ceuta, se ha reforzado la dotación de la Comandancia con tres Módulos de Intervención Rápida de la Guardia Civil, con un total 60 efectivos; y cuatro subgrupos de Unidades de Intervención Policial del Cuerpo Nacional de Policía, con 60 efectivos.
El Ministerio también ha alertado tres Módulos de Intervención Rápida de la Guardia Civil para actuar en Melilla, Ceuta y Algeciras, mientras que la Comisaría General de Extranjería y Fronteras ha redoblado las dotaciones de esas tres ciudades con 80 efectivos más.
Desde el pasado 4 de agosto,1.388 inmigrantes procedentes del norte de África han alcanzado las costas españolas o han sido rescatados por la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar) y el Servicio Marítimo de la Guardia Civil en aguas del Estrecho de Gibraltar. La mayoría de estos inmigrantes -1.246- lo han sido precisamente en aguas del Estrecho. La rápida actuación de los servicios de salvamento ha permitido que en sólo dos días se hayan rescatado 215 embarcaciones, principalmente botes hinchables playeros.
El resultado de todo ello ha sido esta avalancha de más de mil inmigrantes intentado entrar en pateras y balsas a través del Estrecho del Gibraltar o saltando la valla de Melilla. Sorprende de nuevo, y duele, que el gobierno de la Unión Europea no destine nuevos recursos a la vigilancia y protección de las costas ni contribuya con más medios para garantizar la supervivencia de las personas.
Todavía es más lamentable que Marruecos permita la impunidad de los negreros y las mafias. Actúan libremente sin que haya una vigilancia efectiva. Si Marruecos busca una estrecha relación con España debe cumplir a rajatabla sus obligaciones de vecino leal.. El drama de la inmigración es complejo y tiene muchas aristas. La Unión Europea debe implicarse más en una crisis de primer orden que permanece abierta. Marruecos, a su vez, no puede, bajo ninguna circunstancia, utilizar este drama, o azuzarlo, buscando intereses políticos. Sería el mayor error cortoplacista para asentar la relación estable que se pretende con España.
En el drama vivido en Tarifa, la lección del milagro de Princesa, el bebé que llegó sola. Sus padres se quedaron en tierra en las costas de Marruecos. Su historia conmovió y movió a la generosidad y el amor. La lección de solidaridad y entrega de Guardia Civil, Salvamento Marítimo y Cruz Roja para ayudar a los desheredados de África, lo mejor de esta nueva crisis en el Estrecho de Gibraltar y las ciudades autónomas que suscitó alarma.