Como el mismo Lorca dijo: “Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo”. Algo parecido le ha sucedido a La novia, película de Paula Ortiz que ha conseguido que el público salga maravillado con el universo lorquiano.
La novia es, ante todo y sobre todo, una gran historia de amor, una de las tragedias más bellas del imaginario español, donde el paisaje hipnótico envuelve a unos personajes fascinantes, dentro del universo mediterráneo.
El tema principal tratado en este gran drama es la vida y la muerte. Pero de un modo arcano y ancestral, en la que figuran mitos, leyendas y paisajes que introducen al espectador en un mundo de sombrías pasiones que derivan en los celos, la persecución y en el trágico final: la muerte. El amor se destaca como la única fuerza que puede vencerla.
La película nace de Bodas de sangre y la historia de una ceremonia nupcial entre dos amigos de la infancia. La novia (Inma Cuesta) desea querer casarse con el novio (Asier Etxeandía), a pesar de la atracción que siente por su antiguo amor, Leonardo (Álex García), casado con su prima (Leticia Dolera). La suegra (Luisa Gavasa) no ve con buenos ojos el matrimonio de su hijo con una chica que solía amar a un miembro de la familia rival.
Y el padre de la novia (Carlos Álvarez-Novoa) asiste, dichoso, al matrimonio de la hija a la que ha cuidado sólo. A partir de estos personajes y los dramas que les persiguen, Ortiz elabora un relato que huye de lo teatral pero que nunca pierde a Lorca de vista, dejando constancia de la potencia visual que ya había demostrado en su ópera prima.
O futebol lleva a cabo un complicado equilibrismo entre la realidad y la ficción a partir del verdadero encuentro entre el director y su padre. El guión de Sergio Oksman y Carlos Muguiro está escrito como pura ficción: el viaje (muchas escenas se ruedan desde un coche) interior y futbolístico de un padre y un hijo, pautado por el calendario de los partidos.
Pero, al igual que el fútbol, la realidad es imprevisible: durante el rodaje de la película, Simão va al hospital por un malestar y muere al cabo de pocos días. La cinta permanece anclada en la estructura artística original, entremezclando la desaparición del padre con la vergüenza nacional tras el 7-1 de Alemania a Brasil.