Rafael Nadal dejó su huella en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Después de dos meses sin entrenar, literalmente se vació tanto de energía física como mental en 22 horas de altísima competición a lo largo de ocho días.
La lucha indómita de Rafael Nadal, su grandeza en la victoria y en la derrota, uno de los momentos memorable en Río de Janeiro (ver en Hechos de Hoy, Nadal se dejó el alma en la titánica batalla de Río frente a Del Potro).
La última batalla
Rafael Nadal se quedó sin la medalla de bronce tras perder ante el japonés Kei Nishikori (6-2, 6-7(1), 6-4) pero escribió de nuevo una de las páginas de su grandeza. Fue un partido donde despertó de forma épica cuando estaba contra las cuerdas, a sólo dos puntos de firmar su rendición.
Nadal se levantó cuando todos le daban por muerto. Arrinconado con 5-2 y 30-15 para cerrar el partido, su rival apenas necesitaba un par de raquetazos para subirse al podio y dejar en un santiamén el penúltimo partido del torneo olímpico. Nada más lejos de la realidad, Nadal se levantó e igualó el set para forzar el desempate.
Después de una semana agotadora con dos encuentros por día, Nadal salió dispuesto a llevar la iniciativa desde el fondo de la pista, pero pronto se adivinó que el japonés tenía más piernas y, sobre todo, un golpe letal en la recepción que fue minando las opciones del español.
Nishikori dispuso de su primera bola de break en el tercer juego y fue en el quinto cuando quebró a Nadal. Dos después, el nipón certificaba su dominio y cerraba con el servicio un primer cómodo set para sus intereses. Nadal conectó buenos golpes, pero no pudo seguir el ritmo de su rival.
En el segundo set se calcó el guión. La fortaleza de Nishikori llevó el duelo al 5-2 a las primeras de cambio, pero fue entonces cuando reaccionó Nadal. Poco importó el sinsabor de Del Potro en las semifinales del sábado.
Como una exhalación, pegó un golpe para el recuerdo y fue el principal accionista de las dudas de Nishikori.
El asiático dejó meterse a Nadal en el duelo y terminó por sufrir su despertar en el tie-break, donde se lo comió de los pies a la cabeza (7-1). El partido comenzaba de nuevo y el nipón desplegó sus armas parando el juego durante 14 minutos. Nadal se quejó al responsable de la Federación Internacional, pero no consiguió nada.
Tras el paso por vestuarios, Nishikori estableció un 4-1 que terminó siendo definitivo. El japonés aceleró, ajustó su derecha y cerró un partido en el que Nadal no ganó el bronce, pero sí honró al deporte. "Me voy muerto de agotamiento, a la vez muy satisfecho de haber podido dar una medalla a nuestro país y al deporte español", dijo en la Cadena COPE.
Nadal no se va de vacío de Río. Añadió a su extenso currículo un oro en el dobles, una medalla que no tenía en su palmarés y que pudo conseguir junto a su amigo Marc López. Nadal ya suma dos oros olímpicos con ocho años de diferencia entre uno y otro.