Mirando hacia atrás por el retrovisor, España dejó de estar marginada y ser motivo de muy seria preocupación para Estados Unidos, China y Alemania -tres potencias en América, Europa y Asia-. En el plano exclusivamente político, de una vez se normalizó la relación entre Madrid y Washington sin excesos (los pies de Aznar en la mesa del rancho de Bush hijo) ni feos (la imagen de Zapatero sentado ante la bandera de Estados Unidos desfilando en la Castellana) (ver en Hechos de Hoy, Una oportunidad para España en Estados Unidos en la visita de Rajoy).

En la Casa Blanca, Barack Obama expresó su satisfacción por las reformas económicas de España, los avances en la estabilización económica, la reducción del déficit , y el volver a financiarse en los mercados. En lo positivo, elogió el "gran liderazgo" de Rajoy; en lo realista le urgió a acometer con urgencia y seriedad la reducción del paro. Y lo hizo con la autoridad de quien preside una nación con un paro del 6,7% frente al sonrojarte, e intolerante, 26% de España.

Para Rajoy fue un éxito la diplomacia de la gimnasia en su viaje a Sudáfrica para asistir a los funerales de Nelson Mandela. Le activó la llave de su visita a la Casa Blanca en invitación, ahora cumplida, de Obama. El viaje a Washington, que en el plano personal es una satisfacción política para Rajoy -mortificado en Madrid por todo tipo de penalidades políticas- supone a la vez el recordatorio de que no puede acabar su mandato sin reducir el paro, el único factor que medirá su éxito o fracaso.

Al encuentrp de la Casa Blanca asistieron por parte de Estados Unidos el secretario del Tesoro, Jack Lew; la secretaria de Seguridad Nacional, Susan Rice; el número dos del Departamento de Estado, William Burns; el embajador de EE. UU. en Madrid, James Costos. También, y entre observadores y asesores, el subdirector de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca, Rob Nabors; la asesora adjunta de Seguridad Nacional para asuntos económicos internacionales, Caroline Atkinson; la directora para Asuntos Europeos del Departamento de Estado, Karen Donfried; y el director para Asuntos Económicos Europeos, Michael Sessums.

Por parte de España, el jefe de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas; el secretario de Estado de Exteriores, Gonzalo de Benito; el jefe de la Oficina Económica de Moncloa, Álvaro Nadal, el director adjunto del gabinete del presidente, Alfonso Senillosa; y el embajador en Washington, Ramón Gil-Casares. Además, entre los observadores y asesores, la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro; el director del departamento de Relaciones Internacionales y Seguridad de Moncloa, Ildefonso Castro; y la número dos de Nadal, Eva Valle.

En recuerdo de esta visita, Rajoy llevó a la Casa Blanca una obra de Vasco Núñez de Balboa (en el quinto centenario del descubrimiento del Océano Pacífico) ,y una carta del hallazgo enviada a Fernando el Católico, junto con un mapamundi de la época, el gesto y guiño del interés de España por la Alianza del Pacífico la iniciativa de México, Perú, Colombia y Chile).

En su jornada en Washington, Rajoy se reunión con l directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde quien valora en sus justos términos el esfuerzo y sacrificio de España en la consolidación fiscal. Rajoy comenzó su visita oficial cuidando las formas, como a él le gusta, depositando una corona ante la tumba del soldado desconocido en el cementerio de Arlington, donde se hallan las tumbas de los héroes de las dos guerras mundiales y la de Corea, y las grandes figuras de la historia del país.