No se oculta en Washington que puede haber comenzado la venganza de Vladimir Putin por haber perdido la batalla de Kiev. ¿Podría producirse hoy una crisis como fue la de la presencia de los tanques soviéticos en las calles de Praga? Ucrania acusó formalmente a Rusia -como informó Hechos de Hoy– de ocupar los dos aeropuertos de Crimea. Moscú negó que los hombres armados sin distintivos que se han desplegado en los dos aeródromos de la península sean militares rusos.
Para analistas, pocas dudas quedan que de forma que pretender ser más sofisticada -aunque igual de grosera- Vladimir Putin va a intentar ahora convertir la región de Crimea, territorio de Ucrania, en zona de influencia directa. Washington había tratado hasta ahora de crear contención en la sede de la OTAN y evitar las alarmas. Sin embargo el presidente Barack Obama, en base a nuevas informaciones de inteligencia, rompió su silencio en una comparecencia urgente en la Casa Blanca advirtiendo formalmente a Rusia que "cualquier violación de la soberanía o la integridad territorial de Ucrania sería profundamente desestabilizadora". El presidente confirmó que Estados Unidos se encuentra "profundamente preocupado por la información de movilizaciones militares llevadas a cabo por la Federación Rusa dentro de Ucrania".
Obama advirtió a Putin que cualquier tipo de intervención militar en Ucrania tendrá consecuencias. Tras el silencio inicial, Washington reaccionó a la presencia de hombres armados en los principales aeropuertos y edificios oficiales de Crimea. Obama ha pasado por todos los estados en esta larga crisis de Ucrania. Finalmente se ha posicionado. Advirtió a Putin sobre “los efectos desestabilizadores de una violación de la soberanía de Ucrania". Señaló que “representaría una profunda interferencia en asuntos que únicamente deben ser determinados por el pueblo de Ucrania.
El secretario de Estado, John Kerry, está pilotando este escenario de crisis potencial, que es peligrosa, entre Estados Unidos y Rusia. Kerry no quiere crear un tono belicista y defiende la búsqueda un acuerdo entre Moscú y Washington sobre la inestabilidad de Ucrania. “La cuestión es comprobar si lo que ha pasado supone un cruce de la línea roja y en este sentido vamos a ser muy cuidadosos a la hora de hacer cualquier tipo de juicio sobre el particular”, ha insistido.
Sin embargo la relación entre Obama y Putin camina sobre continuos escollos con el episodio de chispas de la irritación por el asilo a Edward Snowden. De nuevo, un escenario muy complejo en un momento en que la Casa Blanca mira con especial atención en Europa el Este al proceso de turbulencia en Ucrania, y en América Latina y a la masiva ola de protestas en Venezuela contra Nicolás Maduro y la intervención de Cuba.