El nadador Miguel Luque ha dado la primera medalla a la delegación española presente en los Juegos Paralímpicos de Tokio, inaugurados el martes y que se celebrarán durante once días, al conquistar la medalla de plata en la final de los 50 metros braza de la clase SB3 para discapacitados físicos.
El nadador de Granollers, de 44 años, ha logrado su séptima medalla en unos Juegos Paralímpicos y no ha fallado a su cita en el podio en esta prueba donde siempre había logrado un metal en sus anteriores cinco participaciones.
Luque se mostró feliz y reconoció que era "la mejor" que había conquistado en su carrera deportiva. "La verdad es que nunca hay que dar nada por seguro, pero sí que tengo claro que esta es la mejor medalla que he sacado en mi carrera deportiva", expresó Luque tras un nuevo éxito en una prueba en la que no se ha bajado del podio paralímpico en todas sus participaciones desde que debutó en Sydney 2000.
Apuntó que su felicidad se debía a conseguir un nuevo metal "después de 21 años y además haciendo el mejor tiempo en unos Juegos". "Eso significa el trabajo que he estado realizando durante estos últimos años", añadió.
"Es mi mejor momento deportivo, pero es gracias a que siempre tengo a mi alrededor muy buenos entrenadores y está claro que es la base principal para tener buenos resultados, y luego tener disciplina, constancia y tenacidad", recalcó el de Granollers, que dedicó la medalla a su familia, amigos y, "en especial", a su hijo.
Además, confesó haber tenido "bastante suerte" de haber estrenado el medallero de España en la cita y aseguró que no se fijó en sus rivales. "Yo siempre que compito me centro en llegar el primero y no en mirar a los lados, como Forrest Gump", subrayó.
"Esto es un gran chute para poder afrontar estos días que me quedan. Vamos a darlo, siempre soy optimista y vamos a intentar hacerlo lo mejor posible", afirmó Luque sobre el resto de pruebas que nadará en Tokio, donde le habría gustado haber tenido "un par de días más" de aclimatación para "estar un poco mejor".