"A todos los que se preocupan y envían buenos deseos al equipo en Kharkiv (Jarkov), gracias, los heridos están bien y todos están listos y dispuestos a comenzar a cocinar en otro lugar. #CombatientesDeComida @WCKitchen
¡Todos nuestros amigos son VERDADEROS héroes! ¡Muchas formas de luchar, lo hacemos con comida!", el tranquilizador tuit del chef José Andrés después de que un misil ruso impactó durante la madrugada en la cocina solidaria de World Central Kitchen.
Todo ocurrió en Jarkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, donde el bombardeo de la noche del sábado al domingo provocó incendios en varios edificios y destruyó la cocina solidaria del chef José Andrés, premio Princesa de Asturias de la Concordia 2021. Un misil asoló la cocina desde la que suministraba comida gratuita a los habitantes de la ciudad castigada por la invasión rusa.
El edificio quedó devastado.
La virulencia de la explosión hizo que todo volara por los aires, desde las ollas a la comida. Cuatro trabajadores de la World Central Kitchen resultaron heridas por este ataque ruso. Fueron trasladados a un hospital donde afortunadamente permanecen fuera de peligro como indica el tuit del propio José Andrés. Además, dos personas ajenas al proyecto WCK murieron en el ataque.
El director ejecutivo de la ONG, Nate Mook, compartió un vídeo mostrando la destrucción total de la cocina. "¡El trabajo no se detiene! Hoy, el equipo del restaurante está trasladando todos los productos alimenticios y equipos no dañados a otra cocina en Jarkov. El personal herido está bien y todo el equipo aquí quiere seguir cocinando. ¡ Realmente asombrado por la valentía de nuestros socios de @WCKitchen!" asegura Mook.
Desde el primer día en el que se produjo la invasión rusa en Ucrania, José Andrés y su equipo se trasladó primero al puesto fronterizo entre Polonia y Ucrania que cruzaban cientos de miles de personas, sobre todo mujeres con niños, huyendo del horror de la guerra. En el primer mes, la ONG World Center Kitchen dio más de cuatro millones de comidas en Ucrania y los países vecinos a los que llegan los refugiados.
Tras contemplar los horrores de Bucha, José Andrés declaró que no había más remedio que asumir más riesgos para poder ayudar a los ucranianos en su propio país. "La única forma de hacerlo es pisar el terreno en el que la gente lo necesita", explicó en Bucha. Desde entonces, las cocinas de WCK están repartidas por varias ciudades liberadas para intentar mitigar el sufrimiento de los habitantes.