Fin de semana de contactos de última y nervios en Atenas y Bruselas pero también en el Eurogrupo, toda la Zona euro y la Unión Europea.
Según informaciones de Hechos de Hoy, Grecia tomó nota del llamamiento del sábado de Angela Merkel para que Grecia llegue a la cumbre especial de este lunes en Bruselas con una propuesta. Alexis Tsipras mantuvo en la tarde-noche del sábado una larga conversación telefónica con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Mi gran divorcio griego
La revista The Economist advierte en su último número de que un hipotético "divorcio" entre Grecia y la Unión Europea sería "un desastre para todo el mundo", aunque considera que si ambas partes no cambien los términos de su relación "permanecer juntos no sería mucho mejor" por lo que salvar el vínculo "no vale la pena a cualquier precio".
Sobre las ganancias del impago de Grecia señala que "serían leves" mientras que los costes llegarían a ser "potencialmente enormes" puesto que, aunque el país podría alejarse de las deudas de 317.000 millones es "un valor que vale menos para los griegos de lo que parece".
En cualquier caso, insiste en que un estado "fallido" en el país heleno sería "el problema de la Unión Europea", y su hipotética salida podría hacer "más probable" la propagación a otras economías vulnerables, como Portugal o Chipre.
De esta forma, sostiene que las relaciones entre la Zona euro y Grecia se definen en términos de las "concesiones" que cada uno realiza a la otra parte, por lo que "el matrimonio puede sobrevivir, pero aún más infeliz que antes".
El semanario británica ve necesario un "cambio de mentalidad", ya que, en su opinión, ambas partes han agudizado la crisis griega, especialmente al principio cuando los acreedores pusieron "demasiado" peso en el ajuste fiscal rápido para limitar el tamaño de la deuda griega.
A su parecer, esto fue una "distracción" de la "tarea real", como era resolver los "obstáculos" estructurales al crecimiento, el clientelismo, la administración pública "sin esperanza", las "malas" regulaciones, el "letárgico" y "poco fiable" sistema judicial, los activos nacionalizados y oligopolios, así como los mercados "inflexibles" de bienes y servicios y mano de obra.
"La mayoría de los griegos quieren permanecer en el euro pero sus políticos todavía se ven a Berlín para la salvación, en lugar de hacer la reforma en casa", apunta The Economist, que advierte de que "Grecia debe entender que, si esto no cambia, los acreedores van a perder la paciencia". "Evitar el divorcio sería mejor para todos, pero este matrimonio no vale la pena salvar a cualquier precio", concluye