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EL BALANCE DE LA FAO

Marina lloró por el cerco de Lula da Silva y Dilma en agitada campaña en Brasil

La batalla no está ganada totalmente pero Brasil redujo en una década en un 75% la pobreza extrema -menos de un dólar día- según el nuevo balance de la FAO.

Hechosdehoy / I. R. Ferreiro
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El informe de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) marcó luces y sombras en América Latina. Reconocimiento para Brasil, que redujo su pobreza extrema en un 75%, y advertencia a su vez a la República Dominicana, país que no puede estar de espaldas ante la situación en Haití donde la situación de carencia, hambre y primeras necesidades no cubiertas subió de 4,4 millones -1990 y 1992- a 5,3 millones -2012 y 2014-.

Según la FAO, los éxitos en Brasil se deben al programa Hambre Cero, impulsado por Luiz Inácio Lula da Silva. Posteriormente fue sustituido por Bolsa Familia, otro programa de redistribución de renta de alcance aún mayor y que representa uno de los buques insignia de la gestión del Partido de los Trabajadores (PT). El informe de la FAO resalta que tan sólo en 2013, Brasil invirtió cerca de 35.000 millones de dólares en acciones encaminadas a reducir la pobreza.

En el balance de la FAO, América Latina es la región donde se han producido los mayores avances en los últimos años, aunque los países área del Caribe progresan más lentamente. El número de personas con graves carencias en la región pasó del 14,4% al 5%. Además de Brasil, Bolivia es el segundo ejemplo de éxito. Aunque todavía tiene un 20% por debajo de la línea de la pobreza, ha salido en pocos años de un porcentaje próximo al 40%. Bolivia logró a la vez buenos resultados en los índices de alfabetización.

En total, en el mundo 805 millones de personas pasan hambre. Son 100 millones menos que hace una década y 200 millones menos que hace veinte años, pero los avances se producen a un ritmo que no garantiza que se cumplan los Objetivos del Milenio, que preveían reducir la pobreza extrema a la mitad en 2015.

La incierta campaña en Brasil

El informe de la FAO se conoce en un momento en el que la campaña en Brasil se convirtió en una montaña rusa en las encuestas. Según explicaron analistas a Hechos de Hoy, no hay ninguna tendencia definitiva definida con claridad para la primera vuelta o la segunda con encuestas contradictorias.

En ese marco, Marina Silva lloró ante las duras críticas a su campaña de Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva. "No puedo controlar lo que Lula puede hacer contra mí, pero puedo controlar que no quiero hacer nada contra él", dijo Marina Silva, llorando y visiblemente emocionada según el diario Folha de Sao Paulo que la entrevistó tras una intensa jornada de campaña en Río de Janeiro. Tras su repunte vertiginoso en las encuestas durante el mes de agosto, después de asumir la candidatura del Partido Socialista Brasileño (PSB) en lugar del fallecido Eduardo Campos, Marina Silva pasó a ser blanco de duras críticas del Partido de los Trabajadores (PT), y muy especialmente de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.

Las críticas se han centrado por su intención de no darle prioridad a la explotación del gigantesco escenario de bolsas de petróleo en aguas muy profundas del Océano Atlántico. Marina Silva apuesta por un equilibrio con los biocombustibles y la generación de energía solar. Fue también criticada por incluir en su equipo de campaña a personas como Neca Setúbal, educadora y heredera del Banco Itaú.

"Quiero hacer cosas en favor de lo que allá atrás aprendí, incluso con él (refiriéndose a Lula da Silva), como es que uno no debe rendirse a la mentira, al prejuicio y que la esperanza irá a vencer el miedo. Continúo creyendo en esas cosas", afirmó Marina Silva. Explicó además lo que sucedió en 1989. "Sufrí mucho con las mentiras que Collor (-Fernando Collor de Mello-) decía en aquella época contra Lula". Lo dicho por Collor de Mello, quien venció las elecciones de ese año, "me daba un sufrimiento tan profundo y hacíamos de todo para explicar que eso no era así". "Ahora me veo haciendo la misma cosa", dijo con pesadumbre Marina Silva.

"Pero no tengo rabia de nadie, ni de Dilma. Voy a continuar luchando", recalcó Marina Silva en la entrevista que concedió durante el trayecto desde una favela hasta un hotel de Copacabana, en Río de Janeiro. La evolución de la campaña en Brasil, cada vez más incierta y cerrada, augura un choque aún mayor, frontal y doloroso, entre dos personalidades muy carismáticas.
 

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