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LA ESCENA DE CAOS

Mariano Rajoy, cara y cruz frente al empuje de Ciudadanos y Podemos

El presidente no acertó en dejar en la sombra la crisis de las clases medias, el conflicto político en Cataluña, la desigualdad y el desempleo, y los estragos de la corrupción política.

Hechosdehoy / Hechos de Hoy
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El último debate de política general en el Congreso de los Diputados hubiera merecido que Mariano Rajoy hablara con el corazón en la mano a la opinión pública y contara el relato íntegro de lo sucedido en estos tres años de legislatura:

– No hubo rescate soberano de España, entre otras cosas porque la zona de la moneda única no lo podía acometer. Sí se produjo el rescate de las Cajas de Ahorro (los titulares  que Pedro Sánchez enseñó del Financial Times).

– No entró tampoco en el vendaval de la ley del aborto que provocó el portazo del ministro de Justicia, precisamente su delfín político, Alberto Ruiz-Gallardón.

– Tampoco explicó la devastación de la corrupción política y la forma en que afectó al Partido Popular (caso Púnica, caso Gürtel y caso Bárcenas).

– Evitó el desafío de primer orden en la relación de España con Cataluña, la crisis política que inquieta muy seriamente a los mercados, analistas financieros y centros de poder de la Unión Europea.

– Por último no aludió a la crisis en la Jefatura del Estado, la abdicación de Juan Carlos I. Y no mencionó el compromiso desde el primer momento del Rey Felipe VI con la regeneración política y la restauración plena del prestigio y la reputación de la Corona.

En las redes sociales -especialmente Twitter-, una gran atención: #DEN2015, #CeliaVillalobos#HayFuturo y #CandyCrush entre otros hashtags. Hace un año, el 24 de febrero de 2014, España estaba en recesión. Cuando se aludía a Pablo Iglesias, se pensaba en el fundador del PSOE. En el Palacio de la Zarzuela, Juan Carlos I estaba al frente de la Corona. Lideraba el PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba. Y, sobre todo, la democracia pivotaba sobre la alternancia de la izquierda (PSOE) y la derecha (PP) junto al protagonismo de los partidos nacionalistas.

Un año después el relato cambió de forma total y abrupta. Indudablemente crece el empleo. Se salió de la recesión; se entró en un ciclo de crecimiento; y el Estado se financia a precios mínimos (en pleno debate la prima de riesgo se situó en 99 puntos).

En su discurso, sólo Mariano Rajoy acertó al señalar lo frágil de esta situación y el riesgo de su deterioro en cuestión de meses si hay un volantazo político. Se equivocó en cambio al plantear la macroeconomía como el arco de bóveda. Para el Partido Popular, desacreditar además a Ciudadanos, que opta por el cambio sensato, no parece la respuesta más acertada.

La escena de caos todavía puede ser más peligrosa si Pedro Sánchez tampoco acierta en su liderazgo al frente del Partido Socialista que no pisa aún suelo en su caída -como han reflejado las encuestas recogidas por Hechos de Hoy-. Pablo Iglesias, al frente de Podemos, una formación de izquierda radical que pleantea un proceso constituyente si gobierna y obtiene la mayoría absoluta, arroja aún más incertidumbre.

Sólo el liderazgo político y las líneas rojas sin concesiones contra la corrupión política pueden afianzar y consolidar el crecimiento, empleo sólido y extender un bienestar compartido. No debería de olvidarlo el presidente, y su círculo de poder y asesores, tras un debate que abre cruciales campañas electorales.
 

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