Ataques y más ataques. Los principales favoritos a las elecciones presidenciales de Francia, el socioliberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, fueron el blanco de la mayoría de los ataques en el primer debate electoral, que resulto animado y tenso por momentos.
Los cinco candidatos mejor situados tras tener lugar el primer debate se centraron en dar su opinión sobre temas sociales como la educación o el laicismo, económicos como la jornada laboral de 35 horas y las pensiones, y de política exterior como la relación con Rusia.
Junto a Macron y Le Pen también estuvieron el conservador François Fillon, el socialista Benoît Hamon y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que ejerció de animador del enfrentamiento con sus continuos ataques al resto.
Se cumplieron los pronósticos que apuntaban a que Macron, situado como favorito para pasar a la segunda vuelta junto a Le Pen, sería la principal diana de los dardos de sus rivales debido a su poca experiencia en los debates.
El exministro de Economía del Gobierno socialista se mostró en ocasiones nervioso al tratar de defenderse de los ataques que le propinaron, sobre todo Hamon, que le encasilló como el candidato favorito de los grupos de interés, y Le Pen, que lo llamó defensor del "burkini".
La religión también provocó duros enfrentamientos cuando los candidatos se enzarzaron a cuenta del "burkini", y Hamon espetó que ésta pretende "un laicismo al gusto" dirigido únicamente contra los musulmanes.
La líder del Frente Nacional pareció ajena a los golpes, centrada en difundir su mensaje ultranacionalista y antiinmigración, sin sufrir demasiado el embate de sus contrincantes. "No seré la vicecanciller de Angela Merkel", aseguró en alusión a la jefa del Gobierno alemán.
Tampoco tuvo un gran protagonismo en los ataques Fillon, actualmente diana de los escándalos judiciales que le implican en el caso de los supuestos empleos falsos que concedió a su esposa e hijos. Es por ello que pasó buena parte del debate al margen.
Los más rezagados en la intención de voto (en torno al 12% según las últimas encuestas), Hamon y Mélenchon, gozaron de libertad al no ser atacados prácticamente en ningún momento por sus contrincanes.