(General Douglas McArthur)
No saltan las alarmas: tienen muy alto umbral de sensibilidad. En algunos casos llamativos están desconectadas y sus guardianes parecen jugar al backagammon o algo así.
La clave radica en no saber responder a la pregunta ¿qué es el Hombre? De no saber y de no querer. De preferir husmear sobre qué siente el Hombre, qué le apetece al Hombre, que desean hoy, ahora o como máximo de aquí a unos meses las mujeres y hombres que tienen influencia sobre el propio poder.
La consecuencia es que sólo hay proyectos de Estado en los partidos y en las regiones que buscan deshacerlo.
Hay, sin embargo, sonidos emitidos por la Sociedad que es preciso escuchar para avanzar respuestas creíbles y trazar caminos de progreso.
Sin duda que los resultados de disminución del paro, de incremento del PIB o de sometimiento del deficit animan al optimismo en una dirección. Pero no en todas. Era lo urgente y se ha atendido. Pero ahora, quizás por eso, es hora de pasar de lo urgente a lo importante.
En comunicación social y política la buena noticia no es noticia. Good news are no news. Es también de primero de Comunicación que un titular repetido todos los días envejece pronto. También, aunque con más tiempo, los titulares adversos.
Así que nadie va a derrotar al PSOE en Andalucía por los ERE, ni el PP ganará muchos más votos por repetir que la prima de riesgo bajó de 600 puntos a 100. Nada más viejo que el telediario de ayer.
Las sondas de los gabinetes parecen no captar algunas de esas señales del silencio. Y es que además, la Sociedad está emitiendo en otra onda.
Por ejemplo, en tema salarial ¿nadie escucha el chirrido de salarios extremadamente bajos? La alarma salta cuando mediante huelga de celo se producen colas de dos horas en el control del Aeropuerto de Barcelona. Los trabajadores piden un aumento del 30%. La empresa Eulen tarda en ofrecer un 3%. Los paros siguen. Intervienen AENA y la Administración para forzar una negociación. Y la oferta salta al 7,5% de media.
Y la pregunta emerge sola: ¿cómo es posible ahora ese 7,5%? ¿Cómo se ha esperado a que estalle el conflicto? Pues, probablemente, todavía ofrecerán más. Ojo, que este no es más que un pitido lejano en un aeropuerto.
¿Cuántas personas hay cobrando por debajo de 1.000 euros en empresas que ya – quizás antes no – pueden sobrepasar esa cantidad sin sufrir ni accionistas, ni cuenta de resultados? Están sonando sirenas de angustia a la hora de comer, a la hora de pensar en casarse, a la hora de tener y criar hijos. ¿Van a seguir a ver por dónde estalla antes?
Otro, ejemplo, la educación. Los datos de fracaso escolar, de satisfacción del profesorado, de adecuación curricular, sobre todo en Formación Profesional, y de exigencia y autoridad para que los jóvenes salgan más preparados y mejor educados, también en urbanidad, colocan a España a la cola.
No es nuevo. La lenidad en casos en que se pasa de curso a vagos con dos o más asignaturas ha aparecido en titulares no pocas veces. Sin embargo técnicos y profesores responsables, entre ellos los andaluces, mandaban señales a las que se les ha puesto sordina partidaria. Ahora la Fiscalía investiga por dar títulos de ESO con suspensos.
Pero la gravedad de esto no es sólo de carácter jurídico. Lo que llama la atención, aunque por lo visto no bastante, es que por un desprecio del mérito se está cebando el conflicto duradero, el retroceso moral y la aparición de tumores sociales irreversibles.
Más señales que no fueron escuchadas: Turismo de poco fuste; invierno de la Natalidad; descomposición del Hogar Familiar y contenido empobrecedor de series televisivas muy seguidas.
Claro que hay solución. Primero destaponar los oídos para escuchar el sonar y con él averiguar las verdaderas necesidades sociales.
Luego, poner el umbral de alarma al nivel de atención precoz; distinguir líderes altruistas con fondo y criterio de esos otros charlatanes de lo políticamente correcto pero socialmente tóxicos; escuchar a los primeros; denunciar con humor la autocomplacencia política y poner los puntos sobre las íes.
Y sobre todo convocar a los excelentes – los hay en todos los campos – para delinear prioridades, poner metas y objetivos que entusiasmen a una generación de españoles. Y desde el principio comunicar profesionalmente el proyecto.
No tener miedo a escuchar el sonido de la sociedad es requisito necesario para ganar un futuro. Si no, de las pintadas algunos pasarán a los cócteles molotov y de ahí a dar todo el poder a los peor dotados para el bien común.
¿Es necesario poner un ejemplo?
Idea fuente: todavía no es demasiado tarde para escuchar los sonidos de la Sociedad
Música que escucho. Holiday, Bee Gees (1967)