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LEY DE EVALUACIÓN AMBIENTAL

Los Bancos de Conservación de la Naturaleza llegan a España para mejorar la biodiversidad

Constituyen una herramienta que puede proporcionar soluciones a los problemas de conservación de la gran y maravillosa biodiversidad de la que goza España.

Hechosdehoy / Paloma Sánchez y Carmen Vázquez
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Si bien en España no se han considerado las Bancos de Conservación de la Naturaleza hasta que ha entrado en vigor el pasado diciembre la nueva Ley de Evaluación Ambiental, el uso de los mercados ambientales como instrumentos para la gestión de recursos tiene largo recorrido en otros países y se lleva utilizando durante décadas para conservar especies y hábitats. En los países en los que funcionan, son herramientas de gran efectividad en la conservación de la biodiversidad.

En Estados Unidos, el uso de estos mercados para la compensación de daños y la utilización del “crédito ambiental” como moneda de cambio, no se generalizó hasta mediados los 80. El primer banco de recursos ambientales, se conocía como banco de mitigación y se estableció en 1984 en Louisiana. Allí se utilizaban para compensación de los daños producidos por explotaciones, desarrollos o infraestructuras viarias en humedales. Como resultado del éxito de estos bancos, se planteó la posibilidad de utilizar el modelo no sólo para compensar los daños en humedales, sino también para compensar los daños en especies o en hábitats (ecosistemas). De este modo, surgen los bancos de conservación.

En EEUU se han constituido Bancos de Hábitat en una superficie mayor de 200.000 ha, en su mayor parte de humedales, que han pasado a un estatus de conservación a perpetuidad garantizado desde el punto legal y financiero, y hay más de 900 bancos funcionando en EEUU. Funcionan o comienzan a desarrollarse en muchos países a nivel mundial además de en EEUU, como Canadá, Australia, Reino Unido, Francia, etc.

El mercado de los Bancos de Hábitat mueve en el mundo en torno a los 3.000 millones de euros anuales, es decir manos privadas invierten en creación de biodiversidad una cifra que está en el orden de miles de millones de euros. Según la legislación federal estadounidense, los bancos de mitigación constituyen la mejor y más efectiva herramienta de compensación de daños ambientales en los humedales.

¿Qué son estos bancos de conservación o de hábitat?

Los beneficios y costes ambientales habitualmente no son considerados en los modelos económicos tradicionales. Se consideran elementos externos que convierten el sistema en insostenible, pero cada vez los distintos estados dictan políticas relacionadas con la compensación ambiental. El régimen de compensación eficiente es necesario porque, está demostrado que el régimen de consumo de recursos y servicios que proveen los ecosistemas para satisfacer la demanda de la sociedad actual, es superior a la capacidad de renovación de los mismos.

Por esta razón, para que sea posible la sostenibilidad del modelo económico actual, no es suficiente minimizar el impacto de las organizaciones, ni siquiera repararlo. Es necesario compensarlo. Pero esta compensación ha de realizarse de manera eficiente, para alcanzar niveles similares o superiores al de los servicios o recursos dañados. Ha de existir un sistema efectivo que permita este objetivo y esto se logra con los bancos de hábitat.

“El objetivo de los bancos de hábitat es lograr que no exista pérdida neta de biodiversidad.”

Los Bancos de Conservación o Bancos de Hábitat son herramientas muy efectivas para contribuir a evitar la pérdida de ecosistemas, para el fomento y desarrollo de acciones de conservación de la biodiversidad que permiten la generación de valor ambiental en forma de créditos ambientales que pueden ser intercambiables en un mercado.

Permiten lograr efectividad en el sistema de compensaciones por varias razones: crean valor natural que ha de ser conservado a muy largo plazo, el valor natural creado es equivalente o superior al daño que compensan y, además, se puede crear antes de que se produzca el daño. Además, en ciertas circunstancias, permite compensar daños en un lugar diferente a donde se ha producido el daño.

Otra característica fundamental es que el valor ambiental generado hay que mantenerlo en el tiempo, para lograr el objetivo de no pérdida neta de biodiversidad, y para ello han de establecerse las garantías necesarias en términos ecológicos, financieros y legales.

Compensación de daños ambientales

Los Bancos de Hábitat, como hemos comentado, surgen como modelo de compensación de daños ambientales, y su objetivo es lograr un sistema en el que las compensaciones se efectúen de una manera más efectiva, eficiente y duradera, de forma que se alcance la “no pérdida neta de biodiversidad” y cuando sea posible obtener “ganancia de biodiversidad”. Es decir, lograr que, a pesar de los daños inevitables al medio ambiente que se producen como consecuencia del desarrollo, éstos puedan compensarse de manera efectiva alcanzando en último término un equilibrio que evite la continua degradación de la biodiversidad.

El objetivo básico por tanto es lograr la “no pérdida neta de biodiversidad”. Para lograr este objetivo, se buscan objetivos más cercanos y más fácilmente alcanzables, como son:

– La conservación de los entornos naturales: los Bancos de Hábitat permiten que el valor ambiental que se crea sea conservado a largo plazo y estableciendo las herramientas necesarias para que esto así sea

– La efectividad de las compensaciones ambientales: Una métrica común para estimar los daños y los nuevos recursos que cumple con los objetivos para los que se designan las medidas de compensación.

– La internalización de los beneficios y costes ambientales: los bancos de hábitat valoran las externalidades ambientales para que sean consideradas en la actividad económica

Además existen otras consecuencias vinculadas al desarrollo de los bancos de hábitat que ayudan a conseguir un desarrollo más sostenible:

– Fomentar la financiación privada de la conservación ambiental, con el objeto de dotarla de recursos adicionales. Se obtienen ingresos a través de la comercialización de créditos ambientales, cuyo precio lo fija el mercado. Los bancos de hábitat crean créditos ambientales que pueden utilizarse para el establecimiento de garantías, inversión ética o cumplimiento de compromisos frente a autorizaciones ambientales.

Éste es el punto clave del concepto ya que permiten que las acciones de mejora y conservación de la biodiversidad, que hasta hoy no se consideraban como actividades que pudieran tener un retorno económico, puedan empezar a ser valoradas y, lo que es más, puedan convertirse en una actividad rentable.

Hasta hace poco era impensable que el hecho de mejorar la calidad del hábitat de una especie amenazada pudiese llegar a tener un retorno económico. Con esta herramienta se puede lograr.

Involucrar a propietarios privados en la conservación ambiental, posibilitando la obtención de ingresos por el desempeño de labores de creación y conservación de recursos y servicios ambientales.

Se crean a través de la implantación de un proyecto de creación, mejora, restauración o conservación ambiental. Este proyecto genera un incremento del valor ambiental en el terreno, que se comercializa en forma de créditos ambientales. Estos créditos ambientales son comprados por operadores o promotores para compensar daños ambientales que generan o van a generar en un futuro, para su uso como posible establecimiento de garantías, como inversión ética o como compra voluntaria.

Se trata por tanto de una herramienta de conservación ambiental que complementará el sistema actual en los modelos de planificación territorial permitiendo efectuar compensaciones ambientales a partir de la modificación de la evaluación ambiental. Pero sobre todo, y ese es uno de los papeles más importantes que deben jugar los bancos de conservación en la legislación de impacto ambiental, los bancos de hábitat permiten cuantificar los daños, algo que hasta ahora no se estaba haciendo y que dejaba las compensaciones de los impactos a merced de la subjetividad.

Por lo tanto los Bancos de Conservación van a favorecer la creación de valor ambiental por parte de propietarios privados o empresas que quieran obtener rentabilidad del incremento de los recursos y servicios ambientales que se generen como consecuencia de sus acciones de conservación. Se trata de un cambio de paradigma a través del cual se favorece la inversión privada en la conservación ambiental, inversión que hasta día de hoy se hace de una manera altruista sin interés económico alguno. Ahora la conservación pasa a transformarse en una actividad económica rentable.

Ni poner precio ni comerciar con la Naturaleza

No debemos pensar en ningún caso que la puesta en marcha de estos bancos signifique ni poner precio ni comerciar con la naturaleza. Con lo que se “comercializa” es con las mejoras sobre la biodiversidad, que no se lograrían si no existiera el Banco de Conservación. Se está comerciando con el servicio que dan los “promotores de acciones de conservación” para mejorar la biodiversidad.

Tampoco debemos pensar que dan licencia para contaminar. Para compensar un daño a través de un banco de Conservación, primero se ha de cumplir una jerarquía de mitigación y haber realizado el correspondiente trámite de Evaluación de Impacto Ambiental. Cuando ésta determina que además de las medidas para evitar el daño, o las de restauración y reposición, es necesaria una compensación adicional es cuando entran juego los Bancos de Conservación.

¿Qué es un crédito ambiental?

Un crédito ambiental es una unidad de valor natural adicional intercambiable. Un crédito ambiental permitirá compensar daños equivalentes calculados en los mismos términos ecológicos, así como generar activos de mercado que pueden ser comercializados ya sea para su adquisición de forma voluntaria, como para cumplir, una vez pueda existir un desarrollo legislativo al respecto, la cobertura de garantías ambientales aseguradas.

El modelo es sencillo: una actuación de conservación, mejora o creación de un ecosistema o de un recurso natural, se valora en créditos ambientales. Con las mismas unidades de medida, se valora un impacto, y los créditos obtenidos de la mejora del ecosistema en cuestión, son utilizados para compensar el impacto evaluado. Este mecanismo no implica que haya vía libre para dañar, contaminar o infringir la ley si se tiene dinero para comprar créditos. Antes de poder acceder a la compra de créditos, es necesario que el promotor del impacto, haya cumplido la Jerarquía de mitigación, es decir haya puesto todos los medios necesarios a su alcance para evitar el daño, y en caso de no poder evitarlo, minimizarlo.

Los créditos ambientales se caracterizan porque se pueden generar con anterioridad al daño, se pueden almacenar con el paso del tiempo y en ciertas circunstancias, pueden no tener relación o vínculo con el daño compensado. La ventaja fundamental de los bancos de hábitat es que se incluyen instrumentos financieros para la conservación del valor natural generado a muy largo plazo, lo cual genera fiabilidad, tanto en la inversión realizada, como en las garantías de consecución del objetivo ecológico. Esta ventaja es lo que hace tan atractiva esta herramienta de conservación del medio natural.

Con la nueva Ley de Evaluación ambiental aprobada recientemente en España se pretenden dar soluciones más efectivas a las que existían anteriormente. Las razones son las siguientes:

– Primero porque normalmente los Bancos de Conservación ocupan un área muy superior a la que cualquier compensación realizada de manera individual podría ocupar. Esto para muchos hábitats supone una protección adicional, pues da continuidad a los hábitats y éstos se encuentran más protegidos respecto a las amenazas exteriores.

– Por otro lado está el hecho de que por tratarse de una actividad económica, se busca la efectividad en los procesos, es decir, se estudia la mejor manera y más eficiente económica y ecológicamente de acometer las acciones de conservación, pensando en la continuidad en el tiempo de las mejoras ambientales obtenidas. Este aspecto en el caso de las compensaciones proyecto a proyecto no se tiene en cuenta, ya que los resultados ecológicos a más de 5 o 6 años normalmente no son considerados por no tener un seguimiento de los mismos por parte ni de los responsables de la compensación ni de la administración competente.

– Por último, están las garantías que ofrecen los bancos de conservación para esta creación de valor natural, que son a muy largo plazo, incluso a perpetuidad, con un seguimiento mucho más efectivo que el que se lleva a cabo en las compensaciones proyecto a proyectos tradicionales.


Con información del documento Bancos de Hábitat, una solución de futuro. Ecoacsa Reserva de Biodiversidad, S. L., una empresa que se dedica al desarrollo de los mercados ambientales en España, informa a través de la plataforma web Mercados de Medio Ambiente de las novedades que tienen lugar en el sector de los mercados ambientales, la biodiversidad, los ecosistemas, la sostenibilidad…

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