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Las redes sociales y la tecnología, la herramienta que valora Francisco

Tienes un tuit de Dios. La cuenta oficial del papa Francisco (@pontifex) ha alcanzado la cifra de trece millones de seguidores en la red social Twitter.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez
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“Miles and miles of empty space in between us the telephone can’t take the place of your smile” (When I Need You, Leo Sayer).

De la nota a pie de página de aquel fragmento del Evangelio llamó mi atención un comentario: “Es éste el versículo más breve de toda la Biblia”. Un posterior escrutinio me ha revelado que la frase del comentarista es cierta referida solamente al Nuevo Testamento, pues en el conjunto de la Sagrada Escritura hay dos que son más cortos.

Pero, el versículo en cuestión es conmovedor por lo que dice y por el contexto humano en que se produce. Ha muerto Lázaro, el hermano de Marta y María. Jesús llega y permanece fuera del pueblo y allí viene María a quien Marta le avisa de quién está fuera y le llama. María, abandona deprisa la sala del duelo y se llega hasta el Señor. La conversación que sigue muestra un entrañable grado de amistad confiada y gira alrededor del fallecido. Se aprecia un tono de tierno reproche de la mujer a Jesús cuando le dice, desde la seguridad de la fe, que si Él hubiera estado allí su hermano no habría muerto. La atmósfera estremecida ha ido cargándose de transcendencia, de dolor; entonces Él pregunta dónde lo ha puesto: “Señor, ven a verlo”. El joven Juan, testigo ocular, escribe a continuación:

Este es el versículo más corto de los Evangelios en su redacción latina. Se encuentra en Jn XI, 35 y, en el contexto en que se escribe, puede traducirse como “Jesús rompió a llorar”. También, “Jesús lloró”.

Con breve texto lo expresa Juan, quien ya en el Prólogo de su texto inspirado anunciaba la primigenia existencia de la Palabra: “In principio erat Verbum”.

Su incisiva atención a los detalles deja constancia sumaria del resultado visible: la conmoción del Dios invisible, hecho Hombre pasible. La diminuta sencillez de la frase desvela intacta la grandeza del Amor. También, al menos en parte, debieron verlo así los judíos presentes que lo comentaron en alta voz: “Mirad cuanto lo amaba”.

Dejo aquí la vertiente de piedad y la teológica para lo que saben más y mejor de ambas cosas. Pero la lectura del texto me ha parecido la de un mensaje. Una comunicación de tan sólo 3 palabras, 18 caracteres sin espacios y 20 con espacios. Un tuit que dice más que su tamaño; un tuit al que mirar con los ojos del corazón y dejar que me pregunte… y preguntarle yo a él.

No sé si les ha pasado algo parecido. Seguro que sí. Al asomarme al timeline de mi cuenta Twitter los ojos hacen un barrido de las palabras, como si sobrevolaran las cimas de las letras. Y más de una vez he detenido el viaje, “apresado” por la belleza o el poderío de un mensaje que te invita pensar, te hace sentir o te aquieta en la verdad más que contenida, presentida.Y luego retuitearlo o señalarlo como “preferido”.

He vuelto a la Sagrada Escritura y he pensado en tantos autores que, desde sus plenitud de vida, nos invitaban a leerla como una carta de amor de Dios a sus hijos. Pocas misivas epistolares se envían hoy en nuestros días atropellados. A lo más un mail. Un SMS algunas veces, o un fluir de píldoras habladas por Whatsapp.

Quienes a los largo de la Historia acudieron a los libros inspirados y nos brindaron la subdivisión en capítulos y versículos (masoretas, Stephen Langton, Santos Pagnino, Roberto Stephano, el papa Clemente VIII) facilitaron las tareas de investigación y búsqueda. Pero, también para el estado actual de las comunicación humana, nos legaron una práctica sucesión congruente, inspirada e inspiradora de 40.030 tuits. Desde el primero (“En el principio creó Dios el cielo y la tierra” Gn I,1) hasta el último (“La gracia del Señor Jesús esté con todos” Ap XXII, 21), cada fragmento es un guiño enamorado viajando en ondas eternas hasta un corazón necesitado. Siempre necesitado.

Un follower, José Ángel Domínguez Calatayud

Idea fuente: mensajes cortos que comunican grandes ideas y sentimientos.

Música que escucho: When I Need You, Leo Sayer (1976).
 

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