En la mitad del valle de Turgai, una estepa situada al norte de Kazajistán, se encuentran más de 200 geoglifos construidos por antiguas civilizaciones. Se trata de pequeñas montañas de tierra y madera que juntas forman círculos, cruces o líneas rectas de tamaños similares a un campo de futbol y solo perceptibles desde el aire.
Hay un símbolo en particular que llama especialmente la atención y que fue bautizado como la “esvástica de Turgai”, aunque la cruz que está representada en el suelo tiene tres asas en vez de cuatro.
Desde que en 2007 el arqueólogo ruso Dmitriy Dey diera con los primeros dibujos mientras navegaba por Google Earth, varios especialistas del gremio han avanzado en la investigación. En la actualidad se sabe que hay 260 geoglifos, que el mayor de ellos está situado cerca de un antiguo asentamiento Neolítico y que el más antiguo tiene 8.000 años.
Sin embargo, todavía nadie pudo revelar el motivo de los desplazamientos de tierra. Ahora, los científicos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) arrojan un poco más de luz al asunto, ya que están dedicando parte su trabajo fotográfico desde la estación espacial a colaborar con los investigadores que así lo soliciten.
"Nunca he visto nada igual, me pareció increíble", calificó Compton J. Tucke, el científico de la NASA encargado de sacar a la luz estas imágenes archivadas y tomadas por el satélite DigitalGlobe.
Dichas fotografías se suman a la extensa investigación de Dey, que teoriza en una entrevista con The New York Times sobre el objetivo de las construcciones: “pudieron haber sido utilizados para observar y seguir los movimientos del sol”, una función similar a la del templo de Stonehenge.
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