La Habana es un hervidero de medios, analistas y cadenas de televisión sabiendo que es el momento más importante de Jorge Bergoglio, el papa Francisco. Llega a Cuba el jesuita que encontró las llaves, junto con Barack Obama, para escribir el final de la Guerra Fría en el Caribe.
Para un momento histórico de América Latina, Cristina Kirchner quiso estar en primera fila. De nuevo va a saludar, por tercera vez en tres meses, a Francisco. Asiste este domingo a su misa en la Plaza de la Revolución, en un acto que está cargado de detalles y significado porque cierra una era y abre un futuro nuevo, e inédito, para Cuba.
Todo en La Habana puede suceder. Cristina Kirchner podría tener un nuevo encuentro con Francisco. Podría sumarse también a una reunión conjunta con Raúl Castro y Fidel Castro. Como destacó Hechos de Hoy, Francisco no desea una sesión de fotos sino poder dialogar con Fidel Castro, y hacerlo con la mayor calma posible conociendo su delcado estado de salud.
No queda duda de que Cristina Kirchner quiere comenzar a escribir su legado en la Casa Rosada. Y en este relato toma parte destacada que siempre fue la aliada más estrecha de Fidel Castro y Raúl Castro. Fue precisamente en La Habana donde vivió el momento dramático de la despedida de Hugo Chávez. Unos momentos que que nunca ha olvidado la presidenta.
En la delegación de Argentina, el ministro de Exteriores, Héctor Timerman; el embajador ante la Santa Sede, Eduardo Valdés, y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri. También en esta misión especial, el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela; la ministra de Cultura, Teresa Parodi; y el secretario general de la Presidencia y referente de La Cámpora, Eduardo De Pedro, Wado. Cristina Kirchner ha significado así la importancia para Argentina de esta visita de Francisco a Cuba, el primer papa que hablará sin traductor y con el corazón en la mano.