“Los seres humanos son incapaces de ser honestos acerca de ellos mismos. No pueden hablar de sí mismos sin embellecer”, dijo una vez el maestro Akira Kurosawa. También dejó dicho Bertolt Brecht: “El arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma”. En estas frases, podría encontrarse el espíritu de Techo y comida.
Es una cinta que intenta reflejar la atroz realidad que algunas personas vivieron durante los momentos más funestos de la presente crisis económica, social y política que aún no hemos dejado atrás. Y la angustia, padecimientos, estrecheces, desvelos, congojas, sinsabores y desmayos que ese terrible y temible estado de la falta de trabajo, de dinero, de presente y futuro, de sueños, de ilusión y de opciones está muy bien reflejado.
El espectador, como era de esperar, sufre con el protagonista y empatiza con todo aquello que le sucede. Techo y comida es el retrato de la España de hoy, de esa España escondida tras las cifras macroeconómicas de crecimiento de las que tanto gusta presumir el Gobierno. Una supuesta recuperación que no llega a barrios como el de Jerez de la Frontera donde vive Rocío, la luchadora madre soltera y en paro que protagoniza esta historia del debutante Juan Miguel Castillo.
La película no oculta lo que es en ningún momento: cine social de denuncia nada disimulada, una oda a todos aquellos oprimidos que se parten el espinazo por un mendrugo de pan y una feroz crítica a la injusticia de la sociedad. No se la debería acusar de obvia o demagoga. Ese es su objetivo y eso es lo que hace, sin ninguna sutileza.
Es un reflejo certero de la realidad que viven muchas personas hoy en día en nuestro país. Cada escena, cada plano, cada situación parece estar elegido con precisión milimétrica para hacernos reflexionar sobre las prioridades y paradojas de la vida y el valor de las pequeñas cosas.
Después de conseguir con Barcelona, noche de verano, un notable éxito de público, para ser una producción modestísima, y de crítica, el director Dani de la Orden decidió preparar una secuela, Barcelona, noche de invierno, cuyo rodaje comenzó a mediados del mes de diciembre.
En ella un hombre de treinta años va a montar una fiesta para recuperar a su ex novia; un joven de veinte años está cansado de tener novia y quiere empezar a salir de fiesta; el rey Melchor salta de la carroza en medio de la cabalgata para perseguir a una chica; una abuela necesita compartir con el resto de su familia un gran secreto; y un abuelo con muy mal carácter recibe la visita de una joven francesa.
Aparte de repetir algunos personajes de Barcelona,noche de verano esta secuela nos trae a Carme,una anciana de 81 años que el dia de Reyes decide superar sus miedos y revelar a su familia que mantiene una relación sentimental con su mejor amiga,personajes interpretados por dos pesos pesados de nuestro teatro y nuestro cine como son Montserrat Carulla y Asuncion Balaguer.
– Ver en Hechos de Hoy: Bandazos de Isabel Coixet, La maniobra de Heimlich con Marta Torné y Silvia Munt