El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, rompió por primera su silencio al reaparecer en la localidad de Queralbs (Girona). Tras permanecer en segundo plano y residir en una de las casas de sus hijos, Jordi Pujol decidió una presencia pública en respuesta sobre todo a las tensiones y abatimiento surgido en Cataluña en su propio partido.
Su comparecencia se produjo tras renunciar a sus cargos en Convergència Democrática de Catalunya (CDC) y a los privilegios como expresidente -despacho, equipo de asistente y secretaria, pensión, coche oficial y chófer así como trato protocolario de molt honorable (muy honorable)-. El pasado 25 de julio desveló en un comunicado que ha ocultado durante 34 años una fortuna en paraísos fiscales.
En declaraciones en castellano y catalán dijo que se encuentra "bien" -desmintiendo el rumor de su enfermedad-. Aseguró además que está "a disposición" de las "instancias judiciales y tributarias" y anunció su "compromiso" de responder a las preguntas que le hagan en la investigación de estos hechos. "Asumo el compromiso, evidentemente, de contestar a las preguntas que se me hagan", declaró -en relación sobre su comparecencia, junto a su esposa, Marta Ferrusola, ante el juez Pablo Ruz-.
Sin embargo evitó pronunciarse sobre una rendición de cuentas políticas ante el Parlamento de Cataluña. Todos los grupos políticos excepto la federación nacionalista han pedido su presencia en la Comisión de Asuntos Institucionales.
Jordi Pujol se paseó por el jardín de la residencia propiedad de la familia de su mujer, Marta Ferrusola. Por la mañana acudió a un céntrico café de Queralb, donde fue saludado por conocidos de esta pequeña localidad del Pirineo de Girona. Jordi Pujol quiso estar en un segundo plano hasta el balance del curso político de Artur Mas. Su futuro inmediato, como destacó Hechos de Hoy, sigue siendo una bomba política en la escena de Cataluña.
