Rectificación estratégica de Podemos. Después de los comicios, Pablo Iglesias consideró inevitable la formación de gobierno por Mariano Rajoy. Optó desde entonces por un perfil más que discreto con una llamativa desaparición política.
Es curiosamente el líder político, junto con Pedro Sánchez, que luce un mejor aspecto de vacaciones, días de playa o montaña, y tono bronceado.
Pablo Iglesias, tras tensiones en Podemos, incógnitas sobre su nuevo peso político, y traspiés en Galicia en sus planes de proyectar su estrategia territorial, volvió a la escena del Congreso de los Diputados con nuevos dardos.
Esta vez no atacó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Todo lo contrario. Elogió la resistencia de Pedro Sánchez y su posición de negarse a la abstención. Iglesias atacó al grupo Prisa y el diario El País por sus editoriales contra Podemos y su posición de presión a favor de un debate en el PSOE y el apoyo a la formación de gobierno.
Pablo Iglesias dedicó su mayor ataque a Albert Rivera y a Ciudadanos. Fue el objetivo central de su intervención. Pablo Iglesias animó a Pedro Sánchez a no quedarse exclusivamente atrincherado en el no a Mariano Rajoy. Le urgió a buscar una alternativa.
La intervención de Pablo Iglesias, junto a los líderes de sus confluencias en Cataluña y Galicia, fueron respondidas por Mariano Rajoy con réplicas y contrarréplicas. Mariano Rajoy optó por la ironía y el debate fino. No chocó. Esta parte de la sesión de investidura mostró la cuestión de fondo. El debate y lucha por el liderazgo de la izquierda sigue abierto con toda su crudeza.
