Elecciones, el plan de Artur Mas que razonó. Antes de su exposición en el Fórum de Barcelona, el presidente del Gobierno avanzó sus líneas maestras ante lo que ya no se puede negar como crisis política de envergadura.

En el primer análisis, dentro y fuera de Cataluña -y Mariano Rajoy debería tenerlo muy en cuenta-, Artur Mas ha recuperado la iniciativa así como la de la Generalitat de Cataluña que representa. Han sido dos años muy difíciles tras haber pedido 12 diputados en los últimos comicios autonómicos en varapalo durísimo.

En un Parlamento de Cataluña muy fragmentado, Artur Mas prometió que se podría votar la soberanía -el derecho a decidir-. El 9 de noviembre se produjo aunque fuera de un modo informal y, lógicamente, sin efectos jurídicos. Fue un error la querella de la Fiscalía General del Estado y la reacción desabrida del presidente de Gobierno tras tres días de silencios. El movilizar a 2,3 millones de ciudadanos, así como la reacción, que no fue inteligente, de La Moncloa, han reforzado a Artur Mas (que es una personalidad rocosa y se contempla en una misión mesiánica como un nuevo Moisés) ante el electorado soberanista, es decir, a favor de la independencia de Cataluña.

Artur Mas ha dado ahora un giro que ha sopesado largamente. En esencia, plantea a través de unas elecciones el referéndum que no pudo convocar. Emplazó a Esquerra Republicana (ERC) a seguirle. Básicamente esta hoja de ruta -de la que informó Hechos de Hoy– supone los siguientes pasos:

1. Una lista unitaria nueva que no sea la suma de siglas de partidos políticos.

2. Una financiación ciudadana.

3. Un programa sencillo, el de la redacción de una Constitución de Cataluña en vez de una declaración unilateral de independencia.

4. Un plazo total para este proceso de 18 meses.

Las dos cuestiones que son las claves

Entre los interrogantes abiertos por Artur Mas hay dos cuestiones que son las claves, el meollo de esta crisis:

– En la consulta del 9 de noviembre fueron mayoría los catalanes que no acudieron a votar, y lo hicieron por distintos motivos.

– Junto al soberanismo -es decir de nuevo, el lobby de apoyo a la independencia de Cataluña de España– no existe en Cataluña un bloque homogéneo. La sociedad catalana es mucho más amplia que la que se moviliza a favor de la independencia. Son estos ciudadanos los que están preocupados por la actual crisis. Representan al nervio político, social y económico de Cataluña.

Sin duda Artur Mas ha optado por una vía de altos riesgos y de incertidumbres. Se espera del presidente de la Generalitat que tenga la visión conjunta de la sociedad catalana. Se desea del presidente del Gobierno, cuajo e inteligencia. Atención por lo tanto a tiempos complejos con una factura demoledora para los errores.