Cuando, allá por el 2008, Woody Allen aceptó la propuesta de rodar una película en la capital catalana y le salió Vicky, Cristina, Barcelona, muchos vieron en ella (y con razón) una simple postal fílmica turística de la ciudad mediterránea. Ahora, en la actualidad, si se cambia Barcelona por Menorca y a Allen por Fernando Colomo, se podría comenzar a hablar de Isla bonita.
Pero la comparación con el maestro neoyorquino no se limita a una simple coincidencia en el planteamiento de la cinta: Colomo juega a ser Woody Allen en su película más autobiográfica. Él es el protagonista de su cinta, se convierte en el personaje de su propio mundo, algo que suele hacer Allen extremadamente bien.
Una especie de homenaje a sí mismo (incluso con escenas de anteriores películas en las que ha trabajado como actor) en el que el dibujo con brocha gorda del personaje se come totalmente a la persona que se intuye que hay detrás. Por primera vez en su filmografía, parece dejarse llevar por la improvisación y el diálogo espontáneo.
Fer, un veterano realizador publicitario venido a menos, llega a Menorca. Allí le recibe su amigo Miguel Ángel, ex director creativo de una importante agencia publicitaria, que vive un retiro de lujo en su maravillosa casa menorquina. El motivo del viaje es realizar un pequeño documental sobre Joan, el paisano octogenario que cuida la huerta de Miguel Ángel y que es un pozo de sabiduría. Aunque el motivo real es pasar unos días relajados y recuperar su antigua amistad. Pero las cosas no van a resultar tan fáciles.
Los protagonistas son personajes salidos de la isla, presentando una versión ficcionada de su auténtica realidad pese a sentirse incómodos delante de las cámaras y resultar en muchas ocasiones forzados, especialmente en el caso de las líneas que le toca decir a una adolescente que a veces parece que tenga 50 años.
Se desnuda como director que atrapa ideas surgidas de la vida corriente de las personas y que trata de plasmar con sentido del humor. Isla bonita acaba dibujando una sonrisa en el espectador que se siente acogido por unas historias que sólo pueden pasar en una isla como Menorca, o en el cine. Olivia Delcán, Fernando Colomo, Nuria Román, Miguel Angel Furones, Lilian Caro, Tim Betterman y Lluís Marqués son sus protagonistas.
Novatos es la nueva película de Pablo Aragüés, nacida de la necesidad de contar la propia experiencia de su director y guionista con las novatadas vividas en su primer año de universidad. Las novatadas van más allá de unas simples bromas o acciones inocuas: atentan contra los derechos humanos fundamentales. Con Novatos quieren dar visibilidad a esta realidad que sucede cada año en colegios mayores y residencias universitarias de toda España.
La película cuenta en su reparto con Nicolás Coronado, Lucía Ramos, Javier Butler y Alejandra Onieva, y la colaboración especial de Emma Suárez, Jorge Usón y Marta Larralde.
En Novatos, Álex, de 18 años, deja su ciudad para irse a estudiar a la universidad en Madrid. Poco puede imaginar que al llegar al Colegio Mayor donde residirá, se encontrará con el mundo de las novatadas, una serie de humillaciones y juegos vejatorios que "los veteranos" ejercen sobre "los novatos" con total impunidad.
Esta práctica se extiende a todos los Colegios Mayores, por eso, Carla, también las soporta. Los veteranos, capitaneados por Estévez y Gladys, jóvenes mayores que ellos, arrogantes y acostumbrados a tener todo lo que desean, conseguirán tambalear el mundo de Álex y Carla.
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