Mayor presión y momento más delicado aún que pone al rojo la última parte de las consultas políticas del Rey Felipe VI con los líderes de Ciudadanos, Podemos, Partido Socialista y Partido Popular (ver en Hechos de Hoy, ¿Por qué España no puede ser como Austria, Alemania, Finlandia o Suecia?.
Dos cuestiones importantes.
– El Partido Socialista elegirá el nombre de su secretario general en primarias abiertas a todos sus militantes el próximo 8 de mayo. El Congreso del partido que debe ratificar el nombramiento del dirigente se celebrará dos semanas después, el 22 de mayo. Las federaciones de Andalucía, Aragón y Castilla La-Mancha impusieron su calendario
– A la vez, cinco horas de debates y cuarenta intervenciones en el Comité Federal. Pedro Sánchez trasladó a las bases la decisión del pacto con Podemos. Respondió así a la presión de los dirigentes del PSOE con la llamada a un referéndum sobre un eventual acuerdo de Gobierno con Pablo Iglesias. Nadie lo discutió en público pero en privado hubo serios reproches.
Sobre este nuevo golpe en el tablero, seis reflexiones importantes:
1. De entrata, Pedro Sánchez ha puesto en peligro la unidad del Partido Socialista. Es realmente sorprendente discutir un pacto cuya negociación ni siquiera comenzó.
2. El líder socialista mostró por primera vez su falta de liderazgo.
3. Raya en lo irresponsable no haber informado de sus planes a los líderes con los que se reunió previamente y recurrir a las bases en un partido comprometido con la gobernabildad (el síndrome de la CUP).
4. El Partido Socialista -el Partido Socialista Obrero Español (PSOE)- es un partido de electores y no de militantes. Comprometido hasta ahora en la centralidad de la vida política en España. Pedro Sánchez, de forma irresponsable, lo ignoró.
5. El giro de Pedro Sánchez supone además poner en peligro la suerte del partido y reducir además las posibilidades de sea quien sea su próximo líder.
6. Los resultados del 20 de diciembre sólo tienen una única lectura: o el Partido Popular se abstiene en el momento de votar a un presidente que no sea de su formación, o el Partido Socialista hace lo propio respecto a un candidato de otro partido.
Se está avanzando en el peor escenario. Un gobierno en funciones de Mariano Rajoy, el horizonte de nuevas elecciones, y el enigma incluso de cómo podrían convocarse si no se celebra antes ninguna sesión de investidura.
Ya no se trata sólo de salvaguardar a un partido como el PSOE, una propuesta socialdemócrata compatible con un país europeo y globalizado.
Está en juego mantener la recuperación económica tras cinco años de durísimos ajustes – necesarios e impopulares- y el sufrimiento de gran parte de la sociedad española. Los datos son conocidos: crecimiento del 3,2 en 2015; compra de viviendas y coches; mejora del comercio minorista; aumento de la confianza; y cifras históricas del turismo extranjero con más de 68 millones de visitantes.
Los logros por supuesto no son de ningún partido sino un patrimonio de todos los españoles. Arruinar los pasos dados por revanchsimo político y ceguera supone poner en riesgo la estabilidad de España.
Es lo crucial de lo que está en juego en el pulso que mantiene Pedro Sánchez con los líderes regionales del PSOE. Un momento que puede ser crítico, además, para la estabilidad en la Unión Europea.
