Estuve muchos años intentando conseguir una foto con mi futbolista preferido: Juan Carlos Valerón. Subidón cuando tuve la oportunidad. A día de hoy he dicho públicamente que quiero una con David Silva. A ver si ahora que se retira y que tiene sus bodegas de vinos en la isla, coincido en algún “bombardeo” y tengo mi fotito. Pero me da mucha pena que tenga que retirarse así. Por cierto, estos dos jugadorazos nacieron en el mismo sitio.

La localidad de Arguineguín, en el municipio de Mogán de la isla de Gran Canaria en la que resido. Un pequeño pueblito marinero de 5.000 habitantes y no sé qué especial talento para sacar jugadores de fútbol.

Silva es el jugador que siempre se le escapó a mi Real Madrid. ¿Se imaginan a Modric, Kroos, Casemiro y Silva? Pues ya no podrá ser porque el que fuera fichaje estrella de la Real Sociedad se ha lesionado de gravedad esta semana y no ve posible luchar por su vuelta a los estadios de fútbol en las condiciones exigibles para alguien que se ha entregado con el corazón, siempre.

Está claro que los jugadores de fútbol cumplen un ciclo, delimitados por la capacidad física de los humanos. A veces se hace muy duro saber cuándo el ciclo ha acabado. Nos quedaba Silva, bien, en forma, una temporada más; pero la lesión adelanta lo inevitable.

Me imagino que le harán homenajes en todos los equipos en los que ha estado. El jugador canario que nunca militó en la Unión Deportiva Las Palmas, con 14 añitos fichó por el Valencia. Más crecidito, para foguearlo, lo cedió a la SD Éibar y al RC Celta de Vigo para volver triunfante al club de Mestalla compartiendo con David Villa y Morientes.

A partir de ahí, todo triunfos: 125 veces internacional siendo de los ¡¡¡héroes!!! que nos hicieron ganar dos Eurocopas y un Mundial. En Inglaterra, en las 10 temporadas en el Manchester City, ha ganado todo lo ganable dentro de la isla (la Premier League, la Community Shield, la FA Cup y la Copa de la Liga). Se le escapó la Champions.

Y en su vuelta a España, se despide con una Copa del Rey ganada con la Real Sociedad que, este año, le va a echar mucho de menos. Y se va a despedir así, en un despacho médico. Triste, muy triste. Pero yo, seguiré esperando mi fotito con él.

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