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GAS SARÍN

El futuro de Obama y la guerra civil siria, en manos del Congreso

El presidente perdería hoy la votación de una autorización para intervenir en Siria. A partir del lunes 9 la podría ganar pero exigirá intensas gestiones en Washington.

Hechosdehoy / Ignacio R. Ferreira
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El forcejeo empezó en Washington. Es una monumental batalla política con intereses domésticos de primer orden y proyección fundamental para Estados Unidos. En juego está el futuro de la guerra civil siria, la escena de poder en Oriente Medio y la suerte del propio presidente, Barack Obama.

Paralelamente, para los analistas militares, una intervención en Siria, que es una potencia de Oriente Medio, supone escenarios abiertos y muy peligrosos para los que no hay respuestas:

– Se puede ocasionar una masacre química porque no se puede establecer el emplazamiento de los arsenales de Bachar el Asad. Obama ya dijo que no habrá una intervención terrestre para capturarlos pero pueden ser bombardeados por error con fatales consecuencias.

Asad puede responder a bombardeos de sus instalaciones militares con nuevos ataques químicos contra la población civil, al igual que hizo en Guta Oriental con gas sarín como aseguró John Kerry este domingo con nuevas pruebas. Si hay un nuevo ataque químico se abriría una espiral total que pondría en jaque a Obama.

– Es una incógnita el poder de la oposición siria y lo que representan milicias en la órbita de Al Qaeda. En un escenario de intervención, los arsenales químicos podrían caer en poder de los opositores.

– La gran incógnita, en una lucha de supervivencia de Asad, se centra en su reacción contra Turquía e Israel. Hezbolá, que ha movilizado a sus milicias en Siria, podría atacar a Israel. la OTAN por su parte estaría obligada a defender a a Turquía si hay un ataque sirio.

– Los mandos militares (especialmente James Mattis, exresponsable de las tropas en Oriente Medio)  han advertido que cualquier ataque, aunque haya contención y objetivos limitados, encenderá una guerra muy seria y sin limitaciones. La guerra civil siria y el colapso de la dinastía de los Asad es un volcán con la lucha abierta entre Arabia Saudí e Irán por poder e influencia en Oriente Medio. Obama hasta ahora, y es asunto clave de los debates abiertos en Washington, ha sido y es incapaz de decidir si desea un triunfo de los rebeldes respaldados por sus aliados o una victoria de Asad.

En Washington el futuro del presidente (puesto por él mismo) está en manos de una votación en el Congreso que si hoy se produjera la perdería pero que puede ganarla si hay gestiones muy intensas.

John McCain y Lindsay Graham -senadores republicanos- consideran el plan de ataque de Obama limitado e inútil. McCain sólo apoya una intervención para derrocar a Asad, lo contrario que plantea Obama. Harry Reid y Nancy Pelosi, líderes demócratas en el Senado y la Cámara de Representantes, apoyan al presidente. Por su parte Mitch McConnell y John Boehner, los líderes republicanos, mantienen la reserva sobre su voto.

En el Partido Demócrata hay un ala radical que puede derrotar al presidente y decidir la votación. En el Partido Republicano, el sector del Tea Party promete todas las sorpresas.  El mayor problemas son las elecciones legislativas del próximo año con renovación de la Cámara en pleno y un tercio del Senado. El voto sobre la intervención en Siria es decisivo por tanto para muchos congresistas que tienen su escaño en el aire. El papel de John Kerry es esencial vinculando la votación a la defensa de aliados como Israel, Turquía o Jordania. Eric Cantor, el número dos republicano en la Cámara, será sensible a estos argumentos.

Obama, como explicó Hechos de Hoy, adoptó una decisión arriesgada y a la vez audaz e inteligente. A la vez crea un precedente constitucional -y es clave de su decisión- ya que los últimos presidentes (desde Ronald Reagan) han adoptado decisiones de intervenciones militares de enorme peso y trascendencia sin consultar nunca al Congreso. "Sé que puedo hacerlo sin la autorización del Congreso, pero seremos más efectivos si buscamos su aprobación", declaró Obama ante un momento que le desgarra y le exige en la soledad del despacho oval de la Casa Blanca.

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