Manny Pacquiao cerró su campamento en Los Ángeles y se trasladó a Las Vegas para su última pelea contra Floyd Mayweather Jr. De esta manera, el filipino y su equipo entrenaron en el Wild Card Gym de Los Ángeles con una sesión de sparring y boxeo, para posteriormente trasladarse en autobús.

A su llegada al Mandala Bay Hotel, Pacquiao fue recibido por un buen grupo de aficionados que le aplaudían. Ahora todas las miradas están puestas en dos nombres: Mayweather vs Pacquiao. Ambos protagonizarán lo que muchos denominaron como el combate del siglo.

Sin embargo, pese a que ahora la vida le sonríe, Pacquiao no tuvo siempre todo lo que quiso. Algo distinto también fue el motivo que le llevó a subirse a un cuadrilátero pese a ser hijo y sobrino de dos leyendas de ese deporte en los Estados Unidos. Emmanuel Dapidran Manny Pacquiao se ajustó unos precarios y deshilachados guantes por necesidad.

Freddie Roach, el entrenador de Pacquiao, uno de los mejores del mundo y quien está junto con él desde 2001, reveló el motivo que tuvo su pupilo para acercarse a este duro deporte. "Una noche, cuando apenas contaba 12 años, un amigo de su padre se encontraba en su casa. Por motivos que nunca se sabrán, el hombre mató al perro que tenían en la casa como mascota, delante del pequeño", comentó.

Este hecho le perturbó aunque no tanto como lo que hizo su padre: decidió comerse a la mascota de la casa. Manny se escapó de su casa después de que su padre se comiera a su perro", contó Roach.

"Vivía en la calle, donde compraba donas y las vendía cinco centavos más caras para poder sobrevivir. Dormía en una caja de cartón. Se abrió paso a través de todo esto y se convirtió en profesional a los 14 años. Mira el hombre que es hoy", señaló el entrenador en una reciente entrevista y agregó: "Filipinas es un lugar pobre, no hay bienestar, ningún sistema de salud y si usted no tiene un trabajo o dinero, entonces hace cualquier cosa para sobrevivir".

"Cuando él pelea, no hay crímenes y delitos en Filipinas, porque todo el mundo está mirándolo boxear", contó su entrenador. "Después de dos años más de boxeo, se meterá en política", añadió Roach.

“Sé de dónde vengo. Vengo de la nada. No teníamos comida, apenas teníamos agua y pasábamos mucha hambre. La primera vez que vi una tele busqué si había gente dentro", dice Manny Pacquiao, que ahora va a tener a 100 millones de filipinos pendientes y 80 millones de dólares más en la segunda mejor cuenta corriente del boxeo.